He aquí El Monstruo que durante 17 días cargué a mi espalda. Pesaba 13,5 kilos cuando la facturé en Santiago, a lo que hay que sumar el litro de agua que cargaba durante todas las etapas, la comida eventual que podía llevar y la cámara de fotos. Y eso que las pasé moradas para meter las cosas en ella porque no me entraba todo y tuve que prescindir de alguna cosilla que otra.

Haciendo  un breve inventario, en su interior (haciendo memoria) se podían encontrar 3 camisetas, unos pantalones cortos, unos pantalones de chandal, 2 cillos, 3 pares de calcetines, un neceser, unas sandalias para andar por los albergues, la cámara de fotos, la botella de agua, una baraja, el kit antiampollas, el saco de dormir y la funda de vivac (que dios sabrá por qué llevé, ¿miedo a dormir fuera?).