La Piña atravesando el sinuoso puente medieval sobre el río Órbigo. Aquí tuvimos un encuentro con un par de estridentes personajes, la célebre menstruación del anuncio y su consorte, una pareja de deteriorados alcohólicos en la que ella cortaba el bacalado mientras él contemplaba todo con una mirada más que perdida. Con ella José mantuvo una animada conversación mientras el resto disfrutábamos como enanos desde la sombra.