Al fondo de la fotografía se puede apreciar el pueblo de Santa Catalina de Somoza, a mitad de camino entre Astorga y Rabanal del Camino. Esta etapa es un anticipo de la que se va a realizar al día siguiente, seguramente con el día del Cebreiro y el que se sale de Roncesvalles lo más bonito de todo El Camino. Se abandona definitivamente el ambiente mesetario (que ya habíamos empezado a perder antes de llegar a Astorga) y se entra en un paisaje menos anodino, más agradable para el caminante. Esto tiene un precio. A partir de la salida de Astorga se comienza una ascensión continua y progresiva que terminará al día siguiente en la Cruz de Hierro, la puerta del Bierzo.

Como se puede observar, el día pintaba bastante mal para los caminantes, amenazando lluvia desde las primeras luces del día. Unos pocos kilómetros más adelante, llegando al Ganso, los temores se confirmaron y comenzó a llover. Como descubrimos al llegar a Rabanal, el culpable de todo fue José ya que en el diario le pidió a Santi la noche anterior un poco de lluvia y barro para endurecer la jornada. En fin, que locos los hay en todos los lados y nosotros estábamos bien servidos, sobre todo los varones entre los cuales yo competía bastante bien.

El exceso de agua sobre nosotros provocó que algún elemento todavía no localizado de mi vestuario destiñera y me pringase la camiseta, hecho que se repetiría en los posteriores días de lluvia. ¡Mira que me pasé tardes lavando camisetas manchadas por dios sabe qué cosa! (Aunque bien pensado puede ser que mi sudor sea bastante más asqueroso de lo que es usual :-)