Frómista - Astorga

24/7/2000

Frómista - Carrión de los Condes

19,2 Km

Fue difícil hacer el cambio mental, reprogramar mi cerebro para andar 17 días más de los que tenía previstos. Y más todavía cuando estás tan cerca de casa. Si hubiese salido de Roncesvalles con la idea de llegar a Santiago no hubiese tenido ningún problema (a ver esos que se ríen al fondo, un poco de seriedad), pero la meta estaba en Frómista, ya llegaría al final en el 2001. Y encima se me hizo más complicado porque estaba acostubrado a caminar de una manera con otra compañía y ahora me encontré en otra situación. Y tardé en acoplarme un poco.


Aunque esta foto es del día anterior, ya se me puede ver en buena y diferente compañía (de izda a dcha, Alejandro, Iván, Yo y Jose)

En Carrión fue donde un monje me curó las muchas ampollas que tenía y sirvió de punto de inflexión. Y mientras me "trabajaba" a fondo una americana sacó un par de fotos de mis pinreles en pleno apogeo (ya se sabe, ¡están locos estos yankis!) Desde entonces su número no hizo más que disminuir y, aunque de vez en cuando me salía alguna, los pies no volvieron a darme quebrederos de cabeza. Eso sí, fue imposible perder el andar de albergue, esa forma de caminar tan peculiar que tiene todo peregrino que se precie. 

¡Ya sabes!. Si alguna vez pasas por algún pueblo que esté en El Camino a eso de media tarde y ves a alguien deambulando con pantalones cortos, una camiseta y andando como si pisase huevos es con toda seguridad un auténtico peregrino.

25/7/2000

Carrión de los Condes - Calzadilla de la Cueza

17,2 Km

Etapa compacta, etapa paquete, etapa comansi. La más corta de todas pero aburrida como ella sola. Es, por así decirlo, la quintaesencia de Tierra de Campos. Llana como la suela de un zapato, trigo, trigo y más trigo, los famosos tres árboles en diecisiete km (si descontamos los que han sembrado a la vera del sendero, que no dan ni un ápice de sombra) y ni un maldito pueblo donde parar.

A la salida de Carrión nos topamos con otro prohombre del Camino, esos que te hacen ver lo que es la verdadera peregrinación y lo que equivocada que es tu manera de enfocar la experiencia. Al fin y al cabo el mundo se puede acabar en unos instantes y hay que aprovechar cualquier pequeño resquicio que te ofrezca la vida para tomar posiciones en la libido de las peregrinas y poder ejercitar La Herramienta. El individuo, llamémosle X, era un ciclista de Madrid, comunidad que salvo honrosas excepciones proporcionó los individuos más peculiares a mi Camino. Salió con nosotros del albegue y, ¡cuál fue nuestra sorpresa!, nos le encontramos a la entrada del albergue de Calzadilla de la Cueza 4 horas después. 17 km en 4 horas. ¡Un récord! Claro que tiene su explicación. Resulta que el pobre hombre iba detrás de una peregrina brasileña que también viajaba en bici y que estaba de muy buen ver. A la salida de Carrión la brasileña (bastante inteligentemente) en un descuido se le escapó por la carretera (es bastante más asequible el asfalto para los ciclistas que la piedra del Camino) y el se puso a dar vueltas por El Camino auténtico como loco a ver si la encontraba. Corto como él solo pero, eso sí, muy preocupado.

La llegada a Calzadilla tiene su retranca. Cuando llevas 4 horas de camino y ya piensas que estás muy cerca no se ve el pueblo. Sólo la torre de la iglesia y ni rastro de las casas, que no se ven hasta que te encuentras a 100 metros de él. Desmoralizante. Menos mal que Francesc nos "animaba" con gritos como ¡Cómo la tenga pa la edad que tengo! o ¡Cómo carga con pantalón largo!., a los que siguieron otros no menos populares como ¡Me pica el falo! o El que se la escurre cuando mea.

26/7/2000

Calzadilla de la Cueza - Sahagún

22,3 Km

Puestos a bautizar este día podría ponerle como Hipocondría Máxima. Y es que llegando a Sahagún tuve una serie de molestias en la zona de los tobillos que no me parecieron calambres. Habiendo visto como el día anterior Fran (un peregrino que tenía buena relación con el grupo y que nos encontrábamos en los albergues) estaba destrozado por la tendinitis y había tenido que hacer esta etapa en la furgo de un panadero, pues que me entró el ataque de pánico en el albergue y no me moví de él salvo para comer y realizar unas pequeñas compras.

¿A qué se debió este temor? Como todo el mundo sabe el único remedio que tiene la tendinitis es el reposo durante un día o dos sin moverte demasiado de donde estás. Y no quería volver a casa. Al fin y al cabo, ¿qué pintaba yo dos días parado en Sahagún separándome definitivamente de la gente con la que quería llegar hasta el final? Hacer un sólo kilómetro en autobús nunca fue una opción y nunca me ví haciendo solo el resto del Camino hasta Santiago. Afortunadamente todo fue cagalera empática y al día siguiente estuve como una rosa.

Aquí fue donde el pobre Francesc pagó mil duros para que le metiesen una paliza. Después de leer un cartel donde un masajista ofrecía sus servicios con precios "especiales para peregrinos", se encontró con que además de estafarle 5000 pelas le destrozaban el cuerpo porque un masaje, si es bueno, tiene que doler. Al día siguiente fuimos testigos de las secuelas cuando en su espalda pudimos ver claramente un gigantesco hematoma triangular, que partía de ambos hombros e iba a terminar a la rabadilla.

Y también fue donde se consumó definitivamente el fichaje de Figo con el Madrid, uno de los temas candentes de las últimas jornadas entre los peregrinos culés. 

27/7/2000

Sahagún - Reliegos

30,7 Km

El Camino que va de Sahagún a Reliegos no varía demasiado respecto al de Tierra de Campos. Todo muy aburrido y sin nada que echarte a la vista que te alegre la marcha. Eso sí, se puede apreciar el arte de un energúmeno que no dejó pared blanca junto al Camino sin poner eso de León solu, León no es Castilla y cosas así. 

Aquí creo que fue donde ya me sentí completamente un miembro más de Vertebrando España y me decidí por llegar hasta el final. No es que antes no me relacionase ni pensase en volverme; simplemente necesité de un tiempo para adaptarme a la nueva circustancia: nuevos compañeros, mucho que conocer, nuevas conversaciones, otra forma de caminar...

¿Otra forma de caminar? ¿No andaba de la misma forma? ¿Lo hacía a cuatro patas? ¿De espaldas? No. Cuando iba con La Piña parábamos varias veces durante la etapa unos minutos para descansar y tomar chocogalleta, batidos y toda esa porquería inmunda que se bebe tomar para engañar el estómago. Ahora sólo hacíamos una gran pausa, generalmente a mitad de jornada, de una hora para tomar un desayuno más o menos caliente, un bocadillo,... Desde luego que no tardé en acostumbrarme a esta "hora feliz".

Finalmente me gustaría recordar la interesante charla que mantuve con Carlos durante más de una hora en Reliegos mientras estábamos sentados en el comedor del albergue. Es una de esas cosas que suceden escasamente en la vida pero que en El Camino ocurren normalmente. Te sientas a una mesa con alguien que no conoces y una hora después ya confías plenamente en él. Esa comunicación que se establece fuera de toda interferencia y lejos del mundanal ruido. (Yo tampoco la olvidaré, skipy)

28/7/2000

Reliegos - León

24,3 Km

Nos despertamos prontito por la mañana (como todos los días, vamos) y después de un apetitoso desayuno en el albergue (da gusto tomar leche caliente y unas tostadas antes de ponerte a andar, y dejar a un lado por un día el biofrutas, el chocogalleta y demás zarandajas) nos encaminamos hacia León.

Curiosamente este día descubrí que tenía más cosas en común con Iván de las que pensaba, y que nos ayudó a limar las "asperezas" y "desconfianzas" que quizás hubo entre nosotros desde nuestro primer encuentro. A ambos nos gusta la CF. ¿Cómo nos dimos cuenta de esto? No recuerdo muy bien, pero el caso es que desde que salimos de Reliegos hasta que paramos a tomar nuestro segundo desayuno no paramos de rajar sobre obras y escritores. Ideal para romper el hielo, vamos.

En el albergue de León nos esperaban los tres nuevos fichajes para el grupo: Adrián, el novio de Inma, un tío muy majo aunque un poco agonias (no te enfades, es sólo una expresión); Cristina, la novia de Fernando; y Mariano, al que empecé a apreciar cuando ya habían pasado unos días. Tres subieron y uno se bajó. Porque aquí se quedó Sebastian.

Realizamos nuestro primer homenaje culinario: un Homenaje a León en toda regla con vinos y carnes de la tierra en un restaurante bueno y barato. Estuvo muy bien el asunto, conseguimos que el noruego probase nuevos manjares (costó bastante) y al final nos sirvieron unos chupitos de orujo bastante generosos (que no pude terminar). Y Sebastian nos soltó un discurso subido en una silla.

Me cuesta imaginar otro país diferente a éste en el que un grupo heterogéneo de personas pueda acoger en su seno a un extranjero y tratarle como se le trató, enseñándole el idioma (periquito, pajote, chúpamela, bonita, buena,...), la buena mesa, ayudándole en cualquier situación, sirviéndole de guía,...

Finalmente visitamos La Catedral del Camino. Más pequeña que la de Burgos, pero que comunica mucho más. La primera es opulenta, gigantesca, inmensa, intimidatoria. Esta todo lo contrario. Realmente sientes algo cuando te sientas cerca de la bóveda central y miras hacia arriba. El peso de la roca, el paso de los años,... ¡Y qué vidrieras!

29/7/2000

León - Villadangos del Páramo

20,4 Km

A la salida de León se nos pegó como una rémora uno de esos personajes que nunca olvidas de lo peculiares que son. Aunque alguno que yo me sé utilizaría otro adjetivo para bautizarlo (¿estridente?,¿mete patas?,¿hortera?,¿payasete?,...) creo que es el que más le va. Hablo de Justin, también conocido como Justino el peregrino fino (acertado sobrenombre puesto por las gallegas unos días más tarde). Si Carlos es la antítesis del americano tipo se podría decir que Justino es el opuesto. El americano tipo puro y duro. Aunque le dedicaré un amplio espacio en el Bestiario del Camino (próximamente en su página favorita) decir que nos mosqueó bastante a todos que se arrejuntase con nosotros de la forma en que lo hizo.

Un grupo no se forma el primer día porque unos peregrinos que no se conocen de nada se encuentran en Roncesvalles y deciden ir todos juntos. Es un proceso que trascurre durante una serie de días tanto en los albergues como en el Camino cuando te vas encontrando con una serie de gente, charlas con ellos, compartes experiencias, trozos de camino, alguna que otra cena o comida,... Nadie impone su presencia. Es algo espontáneo, nunca forzado. Sin embargo Justino, al que no conocíamos de nada, se incrustó a nosotros cuando salíamos y no le soltamos hasta que paramos a desayunar. Para mí fue un poco violento ya que no tenía nada que decirle y me resultaba exasperante caminar con él a mi lado (como a todos). Afortunadamente su presencia nos sirvió después de chascarrillo y fuente de anécdotas. Y es que son personajillos como él, Fokinator o Haaaaaaaaaavi los que te sirven de punchin ball para aliviar tensiones en el grupo.

Incluso nos ayudó a crear el juego ¿cuál de los siguientes peregrinos te llevarías a una isla desierta? ¿A Haaaaaaaaaaavi? ¿Fokinator? ¿Justino? ¿El innombrable? Yo siempre dije me quedaba con Fokinator, porque era muy poca cosa y sus historietas eran, cuanto menos, cortas y entretenidas. A los otros ni estando hasta la nuca de grifa. Corramos un tupido velo.

Después de 20 Km de arcenes y aceras, llegamos a Villadangos, donde se encuentra un albergue bastante peculiar: es el único del Camino que no tiene hospitalero. Así que resulta una especie de comuna, la peregrinarquía, donde el poder lo detentan los peregrinos. Y la convivencia fue muy buena (¡ah, si los que comienzan en Astorga empezasen un poco antes!)

30/7/2000

Villadangos del Páramo - Astorga

30,5 Km

Frontal en mano salimos de Villadangos buscando las flechas amarillas, dispuestos a llegar cuanto antes an Astorga. Y es que cuando te encaminas hacia algún sitio importante intentas alcanzarlo cuanto antes, para ir holgado de tiempo y ver con tranquilidad los monumentos más relevantes. Y en Astorga estaban Las edades del hombre, me parecieron más bien Las edades de los teleñecos con los Monty Pithon como invitados estelares.


El Grupo Salvaje a punto de atravesar el Puente de Hospital y Puente de Orbigo (y es que en El Camino cada nombre de pueblo tiene su razón de ser) De izda a dcha estamos Yo, Adrián, Iván, Karlos, Jose, Alejandro y Mariano poco antes de que Jose perdiese su galleta por segunda vez en un día

A la entrada de Astorga se encuentra una cuesta empinada que sube hasta la zona detrás de la muralla y allí se hizo más grande mi leyenda como sprinter: arrancando desde bastante atrás y en una remontada antológica fui pasando primero a Carlos, después a Alejandro y, finalmente, a Jose, los locos que hacían el payaso por delante. Y es que no hay nada más extraño (y estridente) que ver a unos peregrinos cargados como mulas, corriendo como posesos y pegando gritos mientras suben una cuesta.

Y si el Camino es como la vida, un pequeño microcosmos poblado por personajes peculiares, ¿por qué no va a depararnos reencuentros inesperados? Digo esto porque mientras estábamos a la entrada del albergue esperando para registrarnos nos topamos de nuevo con ese monumento a la sexualidad de boquilla desenfrenada, el hombre al que todo peregrino masculino de bien quiere parecerse, el terror de las imberbes hospitaleras que a todas se pasa por la piedra. El mismísimo e inigualable Fokinator. En un tris estuve de pedirle un autógrafo, pero como el chico es un huracán en cuanto nos contó sus hazañas y problemillas sexuales con las hospitaleras del camino salió escopetado hacia el siguiente pueblo del camino.

Por la tarde tuvimos la desgracia de visitar las edades del hombre, bastante chapuceramente montada y con dos videos que son una auténtica antología del disparate al son de la música de Depredador. Quizás esta experiencia unida a que pude padecer una posible insolación durante la etapa, tuve La Iluminación que me convirtió en el enviado de Santi en la Tierra.