O Cebreiro - Santiago

4/8/2000

O Cebreiro - Samos

30 Km

Galicia no podía recibirnos de otra forma que orballando y envolviéndonos con una impenetrable niebla. Ante estos imponderables sólo puedes jurar en arameo y cagarte en San Peo, meter todo en bolsas de basura, cargar el petate, ponerte el chubasquero y salir a hacer kilómetros. Y la paz de la que habíamos disfrutado durante más de 600 kilómetros se acabó convirtiendo en un bonito recuerdo, sepultada por las decenas de pseudo peregrinos y turistas de albergue que tomaron brutalmente el paisaje.

El camino que sale de O Cebreiro conduce en continuo descenso hacia la villa de los Tres castillos, 20 km de tranquilo paseo para degustar la Galicia bruja de las  Meigas y la Santa Compaña. Eso sí, al poco de dejar la villa hay que afrontar la supuesta última tachuela del camino, el nimio Alto del Poio, que quedará grabado en mi memoria por tres motivos:

  1. Fue el canto del cisne de Adrián al que, después de todos sus problemas físicos, no se le ocurrió otra cosa que intentar marcar el ritmo en cabeza cuando físicamente estaba para ir muy despacito. Pero en el fondo se sentía bien.

  2. La insufrible canción de Francesc: El pollo, el pollo, el pollo con las alitas (manos bajo las axilas y rápido aleteo), el pollo con las patitas,...

  3. Mi célebre incidente con el ciclista cuando empezábamos a descenderlo. 


Con la niebla gallega detrás, en lo alto del Poio poco antes de mi celebérrimo incidente con el ciclista.
De izda a dcha, Adrián, Yo y Alejandro

¿Qué ocurrió con el ciclista? La cosa fue más o menos como sigue. Bajando el alto del Poio. Nacho, contento y con sonrisa idiota en el rostro, desea Buen Camino a todo aquel que se le pone a tiro. Ciclista acompañado de novia baja despacito por la carretera. Nacho desea Buen Camino a ciclista. Ciclista pasa sin hacer ni puto caso y novia mira atrás como extrañada. Nacho levemente mosqueado por actitud les dice Gracias, con un tono entre guasón y desafiante. Ciclista se vuelva hacia atrás y grita El verdadero Camino comienza en Roncesvalles. Y Nacho culmina con ese mítico Y dónde te crees que empecé, ¡mamón!, aunque diferente al , y se hace en bicicleta que se merecía. ¡Espíritu de la escalera!

Como espectáculo no fue excesivamente edificante, pero sirvió para echar unas risas con el personal y recapacitar un poco sobre los domingueros que nos encontrábamos por el camino. Esa inmadurez que demostré en la situación me sirvió para serenar mi ánimo definitivamente y pasar absolutamente de sinmos, domingueros playeros, peregrinos apoyados y demás integrantes de la peregrinación apócrifa.

Cuando llegamos a Triacastella nos encontramos, de nuevo, con la romería ya montada, los "peregrinos" descendiendo de los coches de apoyo y la cola del cupón a las puertas del albergue. Tranquilamente nos fuimos sentando en el bar de enfrente a esperar los restos del naufragio, que el cuerpo se resiente más cuando te pasas 20 km descendiendo que ascendiendo (sobre todo las articulaciones). Cuando ya estábamos todos reunidos, y verificamos que los destrozados ligamentos del tobillo de Adrián no lo habían incapacitado, los más enteros nos dirigimos hacia Samos mientras que el resto se quedaba en diferentes hostales de Triacastella, que el albergue ya estaba ocupado por los verdaderos peregrinos.

Bienaventurado aquel peregrino que cuenta con coche de apoyo porque de él será la cama del albergue


Vista del monasterio de Samos, impresionante por fuera y decepcionante por dentro

En Samos, después de visitar el decepcionante monasterio y una pequeña capilla del S-IX, (y de reencontrarme por segunda y última vez con Laura, una chica de Palencia muy maja que con seguridad la palmó en la jornada siguiente) tuvimos una emotiva despedida de Karlos y los hermanos de Manchester (Samuel y Gabriel).

5/8/2000

Samos - Ferreiros

25,3 Km

Dicen que soy un tocapelotas de mucho cuidado, que cuando me encabrono soy algo así como una mezcla entre Atila el Suno y el John Cleese colérico de los Monty Pithon (pasado por un poco de mimosín) Y razón no les falta. Este día unos payasetes estuvieron a punto de brearme por pasarme de rosca. En el fondo Santi sabe que se lo merecían.

Un grupo coral formado por unas 12 personas, con furgo de apoyo (mítico ese ¿quién tiene las llaves de la furgo? gritado a pleno pulmón en el silencio del albergue), había dormido en Samos y salieron más o menos después de nosotros. Pero no todos, que si se tienen ruedas hay que respetar las bienaventuranzas del falso peregrino. Sólo 4 andaban por el Camino (cuando andaban...) El caso es que estábamos nosotros andando tranquilamente por los bellos parajes antes de Sarria y de pronto nos pasan corriendo estos 4 energúmenos. La verdad es que el ánimo del resto estaba dormido todavía. Pero yo me encabrono con una rapidez encomiable. Les dejé marcharse un poco y empecé a tirar como un poseso, cantando a pleno pulmón mi muy manido repertorio de Joaquín Sabina, El Último de la Fila, Rosendo, Radio Futura,... Y nada más pasarles, me quedaba un poco apartado al lado del camino a esperar que me adelantasen. Así hasta 4 veces. Cuando en el último adelantamiento en una cuesta bastante jodida les sobrepasé mientras cantaba el maneras de vivir alguno estuvo a punto de decirme algo, pero como siempre soltaba el Buen Camino, se quedaban bastante alucinados.

Y en las puertas de Sarria tuve uno de esos momentos de inspiración divina que me dan de vez en cuando al bombardear verbalmente Tarragona con una bomba nuclear mandando a todos los Catalanes al cielo de los "polacos", donde si San Yordi, Iordi o como se diga quiere se reunirán junto a los cántabros y los verdaderos polacos. Por cierto. Interrogación retórica (para hispanohablantes amantes de la coÑa marinera). ¿Para qué necesitamos la letra J si con la G, la Y y la H jaspirada ya tenemos los fonemas que representa? (si es que a veces pregunto unas cosas).

Después de reencontrarnos con Pepe, Josefina e Inma a la salida de Sarria (que ya había empaquetado al bueno de Adrián), disfrutamos de nuevo de unos momentos mágicos camino de Ferreiros (como se puede ver en la foto de abajo) Teníamos que disfrutar de estos últimos momentos de paz en el Camino. La marabunta de Sarria estaba por delante nuestro, esperando para devorar los últimos restos de tranquilidad...


Encantador paraje a la salida de Sarria
De izda a dcha: Alejandro, Pepe, Inma, Jose, Iván y el menda lerenda cargando con el desayno del día siguiente.

6/8/2000

Ferreiros - Eirexe

25,7 Km

Otra entrañable jornada galega. Salimos de noche del albergue y a medida que nos íbamos acercando a PortoMarín la niebla creada por el pantano allí situado nos fue rodeando. Debe ser una putada vivir en un sitio así, una suerte de Londrés sin smog, sólo porque se necesita embalsar agua para generar energía o por el mero consumo humano. Pero así es la vida.


Aunque no se ve, al fondo se encuentra la niebla que envuelve Porto Marin
De izda a dcha, Josefina, Pepe, Inma y servidor

Depués del avituallamiento, como Ale y yo estábamos superpasados de vueltas, hicimos una apuesta a unos 6 km de Eirexe. Teníamos que adivinar cuántos peregrinos íbamos a adelantar antes del fin de la etapa. En nuestras primeras estimaciones las cifras rondaban las 100 capturas. A poco más de 3 km, cuando llevábamos sobre los 25, decidimos hacer una nueva previsión, que no íbamos al ritmo esperado. Sin embargo fue continuar y encontrarnos con la cola del enjambre que había salido de Sarria el día anterior. En pleno frenesí fagocitador los íbamos adelantando por grupos. Al llegar al albergue de Eirexe el empacho alcanzó el respetable número de 88 peregrinos, lo que no está nada mal. ¿Es esto una muestra del espíritu del Camino? No, y me jode bastante no haberme sacado la foto en el crucero de Ligonde. Pero ¿y lo que nos reímos?

En Eirexe no hay demasiados servicios. Un chiringuito y una casa que da comidas. En esta tuvimos un almuerzo amenizado por un gallego (doble acepción: oriundo de Galicia y emigrado a sudamérica) que iba matando las innumerables moscas que había en el lugar con un simple matamoscas. Se nos cortó la respiración cuando en plena fiebre asesina le dio a Cesc un golpecito en la espalda con el susodicho instrumento. Menos mal que no pasó nada.

Por último, en el chiringuito mi pobre vocabulario recibió de manos de Javi, el informático loco que habíamos conocido el día del Cebreiro, dos nuevos vocablos para sustituir aquellos que había aprendido Sebastian (el célebre mariquira mariquita o mariquita maricón). Tal dualidad quedó reducida al lapidario Muerdealmohadas o Soplanucas. ¡Jó!. Donde esté uno de Madrid que se quite el resto...

7/8/2000

Eirexe - Melide

22,4 Km

Y la tranquilidad del Camino se murió. La mataron entre todos y ella sola se murió. Pero ahí estaban mis amigos para apoyarme en un momento tan duro. Este día, cuando estuvimos hablando en el albergue, yo echado en la cama con las lágrimas a punto de saltar y ellos allí a mi lado, realmente entendí gran parte del significado del Camino. (Soy duro de mollera y tardo en ver las cosas) Ale con un pedo mortal dormido e Iván y Jose hablando tranquilamente conmigo. Eché de menos a Inma, pero Adrián la requería. ¿A qué se debió la tristeza? Que me dí cuenta que aquello se acababa. Todo lo que empieza tiene que terminar.  En parte es eso lo que lo hace algo especial. El saber que va a terminar te hace vivir todo más intensamente, las relaciones que estableces cobran otro significado. Y me costó un poco asumirlo. La vida no puede ser 365 días de Camino. Pero esto fue por la tarde.

Cuando llegamos a Melide, después de volver a pulverizar el crono, nos pusimos a la cola. Jose y Cesc llegaron más tarde y tuvieron que ponerse más atrás. La verdad es que el espectáculo fue patético. Los sarrieros ya eran brutal mayoría y su espíritu peregrino se dejaba notar. Hemos salido de Palas a las 6 y a las 9 ya estábamos haciendo cola le gritaba uno a alguien que acababa de llegar al albergue. 12 km en tres horas. ¡Un record! ¡Qué le puedo decir yo a alguien así! Nada. Felicitarle por el soberano esfuerzo al que se ha sometido no haciéndole el más maldito caso. Y el pollo se montó cuando no se respetó la cola y muchos se colaron entrando por la otra puerta del albergue. ¿Qué se puede decir de un lugar que tiene un guardia jurado para velar por el buen comportamiento del peregrino? Pues que El Camino se había terminado. Me entraron ganas de volverme a casa.

Afortunadamente todo se olvidó cuando celebramos el cumple de Jose. 28 tacos hizo el muy cabrón. Y, como no podía ser de otra manera, se convirtió en el rey de Ezequiel, la famosa pulpería del lugar. Tan grande fue la celebración que al día siguiente no hubo peregrino que no conociese lo allí ocurrido. Hasta los más recónditos lugares de la España profunda (¿vale Motilla?) ha llegado la leyenda. Pero bromas aparte, yo tampoco podré olvidar nunca que cuando cumpliste los 28 estábamos todos juntos.

8/8/2000

Melide - Pedrouzo

32,4 Km

Penúltima etapa, en la que disfruté de la compañía de los ya habituales Iván y Ale. Dura. Mis compis llevaban una buena resaca (la de Ale era de órdago). Entre eso, el calor, la distancia, la orografía galega (bajar al valle, llanear, subir elevación,bajar al valle,...) y que el ánimo empezaba a fallarnos, pues que se nos hizo dura. Y por fin alguien volvió a adelantarnos.

Y la vida me dio otra lección. Desde el día de Cebreiro, cuando me dije que ya lo había visto todo, El Camino me quitaba la razón todas las jornadas. Siempre veía algo todavía más fuerte. La familia que iba con el perrito y sólo el padre hacía el Camino EN BICICLETA A RITMO DE A PIE, las furgos descargando a los peregrinos a 100 metros del albergue, echar a unos peregrinos del albergue y llamar a la guardia civil porque no querían salir,... Difícil de superar. Pues me equivoqué. A la entrada del albergue de Pedrouzo hubo un conato de pelea entre dos grupos (los cantores de Samos y otros) por dios sabe qué motivo. Seguramente no fue por discutir sobre el espíritu del Camino.

Si a esto le sumamos que la hospitalera había hecho las prácticas al servicio de los hogares de nuestro patrio Auxilio Social, y se pasaba la jornada buscando grupos de personas reunidos para poder echarlos (recordando los mejores tiempos de nuestra querida dictadura), pues realmente estuve a un pelo de mandar todo a tomar pol culo, coger las cosas y hacerme quince kilómetros más hacia el monte del gozo. Pero hábilmente mis compañeros serenaron mi ánimo, ayudados por la comida más demorada que he tomado en mi vida, que acabó con los postres a eso de las 17:45.

9/8/2000

Pedrouzo - Santiago de Compostela

20,1 Km

Llegar a Santiago debería ser algo especial, algo así como el cúlmen de La experiencia. Sin embargo el romanticismo que se presume a tal hecho se ha muerto por el ruido del Camino gallego. Como acertadamente escribió Jose en mi pequeño diario, el verdadero Camino lo hicimos en Castilla, cuando la presión por llegar a los pueblos no existía y nuestra única real preocupación era saber donde había una tienda para comprar el desayuno del día siguiente. Y añado yo, cuando todos aquellos con los que te cruzabas sentían por el Camino lo mismo que tú. Esa verdad lapidaria resumida en el aforismo: Lo importante no es llegar a Santiago, es hacer el Camino.

Antes de llegar a Santiago te encuentras con el monte del gozo, que produce cualquier cosa menos gozo. Es un lugar horrible presidido por un monumento espantoso que algún alma caritativa debería volar de un petardazo y desde el que no se ven las torres del Obradoiro debido a la neblina producida por la contaminación urbana. Pero mentiría si negase que no sentí nada al llegar a la ansiada meta. Eché unas lágrimas al entrar en la plaza por debajo del arco y, después, al pasar por debajo del Pórtico de la gloria.


Callejeando por Santiago, en busca del kilómetro 0

La misa del peregrino se convierte en una atracción digna del circo romano, con los asistentes sacando fotos por doquier, los turistas visitando la catedral en alegre jolgorio y los peregrinos diseminados entre los infieles recién descargados por los autobuses en la plaza. Curiosamente fuimos reprendidos por uno de estos cuando Jose hizo un acertado comentario sobre el órgano de la catedral: estoy hasta los cojones del puto barroco (comprensible). Alejandro disfrutó de las canciones eclesiásticas y algunos iluminados nos sacamos unas fotos con el ábside central de fondo y nuestra mirada perdida en el infinito (Ale ésta me la tienes que enviar),... La cumbre de esta cristiana ceremonia llegó cuando voló el botafumeiro y la gente aplaudió. A veces los agnósticos y los ateos tienen más respeto por las ceremonias que los católicos practicantes.


No están todos los que son pero sí son todos los que están

Después gozamos de una comida fin de fiesta en el Mesón ¿San Jaime? en la que muchos se dieron un merecido atracón de marisco, culminado por unos espectaculares bogabantes. Nacho, que nunca gustó de tales excesos, se quedó con su muy querida sopa de pescado y un excelente entrecot de vaca gallega (que posteriormente se ha convertido en sinónimo de loca). Fotos, últimas risas, tristes despedidas, ropa para quemar en Finisterre, Coco viajando hacia Sevilla y vuelta a casa.