Foto tomada en el interior del monasterio de Samos, que al principio promete mucho pero que se queda en una pequeña decepción. A mediados de este siglo se produjo un incendio que arrasó parte de él. Está restaurado en parte, pero de forma bastante torticera. Las famosos frescos producen sonrojo de lo malos que son.
El caso es que antes de salir se puede observar la "pintada" que ves en la fotografía. Una muestra del lado oscuro del Camino (y de la España profunda)