Santiago
Mike Resnick
Nova CF
Santiago. A Myth of the Far Future
1986

Mayo de 1997
Traducción
Elsa Mateo
423 páginas
Ilustración de cubierta TRAZO

Miquel Barceló se cansa de repetir una y otra vez en la introducción de esta novela que Santiago es

un western del espacio que aúna toda la riqueza especulativa de la mejor ciencia ficción con un cuidadoso respeto hacia la forma en que se construyen las leyendas y los mitos

Y cierto es que de western tiene mucho, pero del resto nada de nada.

Resumir lo que Santiago ofrece al lector es algo sumamente fácil. La única trama que guía la historia es la búsqueda de Santiago, un mítico forajido fronterizo que aguijonea constantemente al gobierno establecido en toda la galaxia, una Democracia corrupta y tiránica que oprime a las razas no humanas y a todos aquellos que no quieren vivir bajo sus alas.

 Sebastian "Ruiseñor" Cain, un caza recompensas y antiguo revolucionario, inicia su búsqueda con el único fin de conseguir la enorme recompensa que se paga. Durante las pesquisas se va encontrando con todo tipo de tahúres venidos a menos, barmans de saloon, intrépidas y "liberadas" reporteras, estrambóticos caza recompensas o vengativos millonarios que amenizan un poco el recorrido por esa galaxia perdida que tanto se parece a la Almeria de los spaghetti western de Sergio Leone.

Y es que estamos ante una novela de cowboys de esas de a duro, con los puebluchos de mala muerte transformados planetas de una sola ciudad, los indios, chinos y mejicanos explotados por el hombre blanco reemplazados por razas alienígenas, y a los pistoleros de toda la vida convertidos en risibles caza recompensas supuestamente más duros que la cara de Mike Resnick.

La novela como divertimento no deja de funcionar ya que se deja leer con una cierta fluidez, manteniéndote interesado a pesar de que su recorrido es más previsible que un episodio de Barrio Sésamo. Sin embargo hay algo que en Santiago resulta imperdonable. Durante 350 páginas se dedica a repetir machaconamente la misma estructura. Alguien que busca a Santiago llega a un planeta donde se haya una persona que le puede dar información sobre él. Lo encuentra con la misma facilidad que alguien encontraría a un conocido en un pueblo de 50 habitantes (hay que ver lo "inmensos" que son los planetas y las sociedades que "crea" Resnick), va donde él, hablan en un duelo verbal con el fin de dilucidar quien es el más "irónico" y cínico de los dos, y se acaba descubriendo un nuevo contacto que habrá que visitar en otro planeta. Esto se repite tropecientas veces en un inconmensurable alarde de geta kilométrica.

Además cada uno de los personajes que aparecen es simplemente el mismo busto parlante que se limita a charlar siempre de la misma manera. Es como si el propio Resnick se dedicase, en un ejercicio de mala ventriloquia, a hablar por boca de sus marionetas sin cambiar ni el registro de voz, ni la forma, ni el fondo de sus palabras.

Santiago debió haber sido una historia corta de apenas 50 o 60 páginas para poder haber aspirado a lo que Barceló nos quiere vender en la presentación. Desafortunadamente para él se queda en una vulgar novela de a duro, de esas que pululaban por nuestros quioscos hace 20 años o más, siendo una nítida demostración del límite superior de la novela chicle: nunca tan escaso material se consiguió estirar tanto.

© Ignacio Illarregui Gárate 2002
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