Un abismo en el cielo
Vernor Vinge

Nova CF
A Deepness in the Sky
1998
 Octubre de 2002
Traducción Pedro Jorge Romero
Diseño de cubierta Gemma Pellicer y Raúl García

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un abismo en el cielo es la "continuación" de Un fuego en el abismo, publicada en 1992 y que ganó el premio Hugo un año después. Pongo continuación entre comillas porque no es una segunda parte en sentido estricto sino una de esas precuelas que tanto se estilan en los últimos tiempos, que en vez de narrar hechos cronológicamente posteriores está situada unos 30000 años antes, por lo que aquellos que todavía no hemos podido leerla  no encontraremos ningún problema en sus páginas (en el grado de dificultad de los buscadores de incunables está sólo un pasito por detrás de otra "leyenda" como La caída de Hyperion).

Su historia tiene lugar en Arachne, un mundo que orbita alrededor de la estrella OnOff. Ésta resulta una curiosidad astronómica ya que radia energía únicamente durante 35 años en un ciclo de encendido/apagado que se repite periódicamente cada 250 años. Al espacio "humano" han llegado señales de radio procedentes de él y hacia allá se encamina una expedición de mercaderes Qeng Ho, una civilización nacida para el comercio que espera alcanzarla en el momento de bonanza del ciclo y sacar el máximo partido posible al primer encuentro. Sin embargo al llegar allí se topan con otra expedición procedente de la esfera Emergente, un grupo humano con una orientación cultural diametralmente opuesta a la Qeng Ho y que han cimentado su desarrollo en torno a la dominación y la guerra. El choque inicial entre ambos tiene unas consecuencias imprevistas que les obligará  a cooperar mientras aguardan el despertar del planeta que se iniciará cuando se encienda de nuevo la estrella.

Así comienza este ambicioso space opera de primer contacto con una impecable factura clásica del que resulta muy complicado hablar sin desvelar los múltiples giros que aparecen entre sus más de 700 páginas donde Vinge afronta una serie de empresas de las que sale generalmente airoso. A mi juicio la más conseguida es la recreación de 3 entornos culturales extraños, plenamente auto consistentes y que reflejan alguno de nuestras ideas más recursivas. Las dos humanas, bastante anquilosadas al comienzo, discurren con mucha naturalidad a lo largo de las decenas de años de convivencia interesada y mestizaje, llegando a formar, a nivel de base, prácticamente una sola comunidad.

Más interesante es la evolución de la cultura "araña" que se desarrolla en la superficie del planeta. Obligada a hibernar bajo tierra en abismos durante 215 años, resurge de sus cenizas ciclo sí ciclo también para reproducir paso por paso nuestra propia historia, no consiguiendo evitar caer en nuestros mismos errores. A través de su comportamiento se reflejan conceptos extrañamente familiares como democracias más o menos controladas, teocracias dominantes, la eterna dualidad norte-rico sur-pobre, la división del mundo en bloques, la consabida guerra fría, los diversos usos que se da a la energía nuclear o temas de inmensa actualidad como los problemas éticos que surgen siempre que se producen avances tecnológicos, sin perder nunca en su tratamiento un matiz de extrañeza alienígena.

Las dos partes en las que está escindida, lo que ocurre "arriba" a los humanos y "abajo" a las arañas, transcurren en paralelo y tienen siempre un núcleo de personajes centrales que sirven de foco y entorno a los cuales sucede absolutamente todo. Uno de los más entrañables es Sherkaner Underhill, una araña cuya vida sirve de hilo conductor de todo lo concerniente a su civilización, de la que es el motor de cambio que la hace avanzar hacia la anhelada era de la información. Y obviamente, como en toda historia de este tipo que se precie, hay un grupo de malos sibilinos con un oscuro propósito no explicitado hasta el desenlace. No obstante, el autor se redime de esta presencia rutinaria con un trío de eclécticos villanos que llegan literalmente a asustar porque parecen realmente invencibles.

La prosa de Vinge es sencilla pero resulta inexplicablemente redundante (no es difícil encontrar párrafos en los que utilice la misma palabra 3 veces), liosa y, por momentos, peca de escasa continuidad. Cuando la acción se precipita también lo hace la narración, perdiendo la cadencia y causando una ligera confusión que le obliga a recapitular más adelante lo sucedido. Aun así, a pesar de los tirones, consigue sorprender y mantener la tensión a base de manipular al lector y jugar con lo que conoce y las referencias que tiene.

Sin embargo hay un hoyo del que no logra escapar. Después de un arranque prometedor, ágil y climático, cuando todo parecía lanzado, se atasca en un nudo de 400 tediosas páginas donde no pasa casi nada y que infla innecesariamente su extensión. Una pena porque si hubiese logrado limar ciertos aspectos podría haber conseguido algo ciertamente memorable y muy superior a La Paja en el ojo de Dios o Huevo de Dragón, dos de sus más claros y prestigiosos antecedentes.

Por último quería lanzar desde aquí un pequeño tirón de orejas a la editorial que ha permitido que el libro saliese a la venta sin una corrección de estilo más concienzuda. Ya la primera página, en la que se puede leer está escrito por un tal Vernon Vinge, nos pone sobre aviso de lo que vamos a encontrarnos por delante, con fallos tipográficos y de traducción poco justificables (si además tenemos en cuenta que estamos ante un libro de este precio). No sé por qué a medida que el tiempo va pasando en vez de mejorar las ediciones vamos hacia atrás como los cangrejos, porque cada vez son menos las editoriales que publican libros casi libres de "duendes de imprenta" y demás entelequias editoras.

© Ignacio Illarregui Gárate 2002
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