Alpha Flight: En el principio
Guión y
dibujo John Byrne |
A finales de los años 70 y principio de los 80 John Byrne era algo así como el rey Midas del cómic de superhéroes americano: todo lo que tocaba lo transformaba en oro. Dibujante clásico donde los haya, recogió el manto que previamente habían llevado Jack Kirby, John Buscema o Neal Adams y se convirtió merecidamente en la prima donna del medio, el dibujante al que todo el mundo quería parecerse. Después de haber trabajado con los guiones de otros autores, como en La Patrulla X junto Chris Claremont o en el Capitán América con el siempre interesante Roger Stern, y con los suyos propios en su estimulante refundación de Los 4 Fantásticos, afrontó la misión de trabajar con un concepto elaborado por él mismo.
Libre de cualquier continuidad que respetar y con unos personajes de su gusto (no hay que olvidar que fueron creados por él mismo), Byrne pudo al fin jugar con sus propios juguetes y hacer relativamente lo que le viniera en gana (siempre que no se saliese del sacrosanto comics code). El resultado, sin llegar a estar a la altura de sus mejores obras (Los 4 Fantásticos o Namor), es bastante aceptable, legible y, en ocasiones, brillante. El concepto central ya resulta de por sí interesante. No estamos ante un grupo norteamericano, sino canadiense, lo que abre el abanico de situaciones mucho más que el recurrente villano amenaza la Gran Manzana, base del cómic Marvel de toda la vida.
Estos dos tomos recogen los primeros 13 números de la colección y forman un arco argumental completo. En él Byrne afrontó la difícil misión de dotar de profundidad a unos personajes bastante planos, de los que únicamente se conocía el poder que tenían. Así que planeó ese primer año como una introducción a los miembros del grupo, a los que se puede ver tanto en misiones conjuntas como en otras más individuales. Y para facilitar el conocimiento de los personajes introdujo en las 5 últimas páginas de cada cómic una serie de historias cortas en los que conocer sus diferentes orígenes. Además, acertadamente, limitó la presencia de personajes invitados para poder centrarse en lo realmente importante, la evolución de los componentes de Apha Flight.
Como dibujante Byrne ha marcado una época en el mercado yanqui y Alpha Flight: En el principio es una buena piedra de toque para comprenderlo. Perfecta caracterización, diseños soberbios, una narración muy depurada, brillantes escenas de peleas, acertada composición de la página,... Además en este caso el Byrne guionista se solapa perfectamente con su labor a los lápices y, aunque en ocasiones los textos empiezan a estar demasiados recargados (Byrne es una de esas personas que creen que la calidad de la prosa es directamente proporcional al número de adjetivos que aparezcan en ella), resulta muy ameno de leer. En el debe quizás la paulatina despreocupación por los fondos fruto del excesivo número de páginas que él mismo se obligaba a entregar al mes y acentuado por la ausencia de un entintador que le ayude a terminar sus lápices, siendo él mismo el encargado de hacerlo. En especial resulta reprobable las 5 páginas dedicadas a una pelea en plena tormenta de nieve, donde Byrne deja las viñetas en blanco y en las que exclusivamente aparecen los diálogos.
Afortunadamente estos dos tomos se verán completados próximamente con otros dos que acabarán de completar el período del autor en la colección. Una inmejorable oportunidad para acercarse a una de las mejores muestras del llamado espíritu Marvel. Entretenimiento de altos vuelos.
© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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