The Authority (1 al 12)

Guión Warren Ellis
Dibujo Brian Hitch
Tinta Paul Neary
Color Laura Depuy
Planeta DeAgostini
Serie abierta
The Authority
Mayo de 1999 - ??
Mayo de 2000 - ??
Traducción Roke González
Rotulación: Pilar Tomeo
24
páginas
Ilustración Brian Hitch

 ¿Quién podía prever hace dos años que las mejores colecciones de superhéroes del momento no las iban a estar publicando ninguna de las dos grandes casas editoriales americanas, y que Jim Lee iba a auspiciarlas en su estudio? Seguramente de haberlo anunciado alguien se le hubiese tildado de loco y se hubiese procedido a lapidarlo previo linchamiento verbal en el foro,  porque tiene guasa que uno de los grandes causantes de la debacle de ventas que sufre hoy en día el cómic en los EE.UU. haya cogido la única medicina capaz de salvarlo, la de la calidad, y se haya lanzado en pos de sus complicada resurrección.

Siendo justos hay que recordar que la búsqueda de un buen producto por parte del coreano de oro no viene de ahora sino que ya desde los comienzos del sello Image intentó rodearse de algunos de los guionistas más importantes como un ecléctico James Robinson, el por entonces joven promesa Steven T. Seagle (no confundir con Steven Caracartón Seagle, también conocido como el cocinero Kaisy Raiback) o el legendario Alan Moore, al que felizmente recuperó para el género que nunca debió abandonar por completo. Y por el año 96 echó mano de la eterna promesa británica que a pesar de haber apuntado cosas no había dado de sí todo lo que se podía esperar. Su nombre era Warren Ellis y la serie de la que se debía encargar StormWach. Durante 14 números fue cambiando los esquemas preconcebidos de la colección, sacándola de la mediocridad y dejación en la que había estado sumida y conduciéndola a un respetable segundo plano de la actualidad. No era una de esas series rompedoras ni éxito de ventas pero se hablaba de ella. Los editores de Wildstorm, sabiendo que tenían un caballo ganador en sus cuadras, prepararon un relanzamiento con el mismo título que duró 11 números, publicados por Planeta en dos muy recomendables tomos (Cambiar o Morir y Sangrar). En este nuevo periplo ocurrió algo que nadie preveía y que, a la sazón, supuso el vertiginoso despegue de la serie hasta el estrellato: el desembarco de Brian Hitch para sustituir a nuestro patrio Óscar Jiménez.

Hablar de Brian Hitch antes de StormWach es hablar de no ya un clon de Alan Davis, sino de un vulgar plagiador. Sus "homenajes" al excepcional dibujante británico no se quedaban en la simple similitud en el trazo y "hábilmente" copiaba indistintamente poses, planos, secuencias,... sin preocuparle demasiado las consecuencias de sus actos. Sin embargo su llegada a StormWatch supuso un cambio en el deplorable rumbo que llevaba, ganando en madurez y confianza, empezando a dotar a sus ilustraciones de una espectacularidad muy acordes con el tono de la serie. Ahora Ellis había encontrado al compañero necesario para conducir el concepto hasta el lugar que tenía pensado desde el principio. Para poder llevarlo a buen puerto se cepilló gran parte del remanente de personajes que quedaban de la colección original (aprovechando que los Aliens pasaban por allí en un interesante cruce con los WildCats), cogió sus juguetes y los apartó de la corriente principal para enfrentarlos con amenazas (esta vez sí) de dimensiones mundiales. Ése fue el nacimiento de The Authority.

Si algo se puede decir sobre la serie es que es adrenalina inyectada directamente en el corazón. Planteada como una sucesión de arcos argumentales de 4 números, en cada uno de los tres aparecidos hasta el momento el enemigo al que ha tenido que enfrentarse el grupo ha ido aumentando en peligrosidad, yendo en consonancia la destrucción causada. En los primeros números asistimos cómo se las ven con el típico villano megalomaníaco y desquiciado que amenaza con destruir el mundo si no le dan el control del mundo; en el siguiente arco se enfrentan a la invasión de la Tierra por parte de un brutal ejército procedente de una Tierra alternativa; y en el último aparecido hasta el momento a dios (no a su concepto judeocristiano, sino al creador de la Tierra). Más lejos. Más fuerte. Más espectáculo. Porque al fin y a la postre ese es el objetivo buscado por Ellis. Llevar hasta el paroxismo el cómic entendido como una mera diversión, conducirlo hasta esa supuesta grandeza que muchas veces se le supone y de la que en el 99% de las ocasiones carece.

Y doy fe que lo consigue. Cierto es que la estructura elegida es demasiado rígida y alguna saga se ha alargado en exceso (un piensa que tanto la primera como la tercera se podían haber resuelto perfectamente en apenas tres números), la resolución de los argumentos no es todo lo redonda que debiera, la caracterización de los personajes es excesivamente esquemática (el único que se borda es Jenny Sparks, un John Constantine con tetas y poderes eléctricos), y la interacción entre ellos inexistente, limitándose todo a un vete a este punto y haz esto entre litros de testosterona e ingentes cantidades de sarcasmo y mala leche. Pero recupera para el comic book un tono épico perdido desde hace siglos. Si coges un cómic de Los Vengadores sabes de antemano cómo van a hacer frente al villano de turno, son tebeos en los que la capacidad de sorpresa es muy cercana a cero y que se leen con el piloto automático. Ellis con sus argumentos pirotécnicos logra romper la tónica general para despertar al lector del aletargado estado en el que se encuentra.

Pero está claro que Brian Hitch (y el resto del equipo creativo) son también partícipes del éxito de la serie. En manos de otro dibujante seguramente la serie hubiese caído en la más absoluta mediocridad, e incluso el ostracismo.  No hay más que recordar lo sucedido con la JLA de Grant Morrison en manos de un mediocre Howard Porter, la más flagrante confirmación que un mal dibujante puede acabar con el interés de unas historias inteligentes (aunque casi siempre fallidas). Hitch dota a la conflagración que es The Authority de unas dimensiones faraónicas. Sus escenas tanto de devastación como de combate son de una violencia sobrecogedora. Por otro lado tampoco ha sabido substraerse demasiado de su pasado como vulgar copión, sólo que ahora ha diversificado sus "influencias" y fusila indiscriminadamente a mil y un artistas. Para muestra sólo un botón. Gran parte de los diseños de la segunda saga están inspirados en el Flash Gordon de Alex Raymond y el Luther Arkwright de Brian Talbot. Pero esto no disminuye en ningún momento su disfrute, acentuado si cabe más por el entintado de Paul Neary, que se ajusta a la limpieza de los lápices originales como un guante a una mano, y los excepcionales colores de Laura Depuy que acentúan todavía más, si cabe, la grandiosidad y explosividad de cada página.

Puede que The Authority no sea perfecto, pero tampoco importa mucho. Ellis logra llevar a los tebeos de superhéroes por el camino lógico por el que debían haber evolucionado tiempo ha, mostrando las desagradables consecuencias que tienen para los meros mortales las batallas entre los supertipos que se producen a su alrededor. Y ya sólo por recuperar el aliento épico que se le supone al tebeo de superhéroes merece un voto de confianza. Porque no siempre se puede asistir como unos simples hombres metidos en una nave de más de 50 Kms de largo entran por un poro de la piel de dios para destruirle desde dentro. 

© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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