Neil Gaiman: Días de Medianoche

Guión Neil Gaiman
Dibujo
Dave McKean, Mike Mignola y otros
Norma editorial
Neil Gaiman´s Midnight Days
1999
Marzo de 2001
Traducción Ernest Riera
Rotulación: Jotaeme
96
páginas
Ilustración Dave McKean

Basta que un autor tenga éxito entre el público y que su producción sea escasa para que algún avispadillo editor vea la gallina de los huevos de oro y nos endilgue sus trabajos iniciáticos (y casi siempre menores) como una especie de revisitación de lo mejor del autor. En determinados casos este mercantilismo barato ha llegado hasta la exageración, habiendo faltado sólo el canto de un duro para publicar las redacciones que pergeñaban en 6º de primaria (me vienen a la cabeza tanto Lovecraft como Tolkien) Y aunque puede no ser exactamente el caso de Días de medianoche, sí que se le acerca bastante. Porque si realmente Gaiman no fuese el guionista del Cómic de los 90 y no hubiese abandonado el llamado 9º Arte jamás se habría editado esta recopilación.

La cuestión clave de este tipo de movimientos editoriales es si realmente se deben recuperar ciertas historias, si el desembolso que ha de hacerse merece la pena, si se están recuperando las "mejores" historias cortas del autor (como dice el texto de contraportada) o simplemente las historias cortas que ha escrito. Esto ya queda dentro de lo que cada uno crea. En lo que a mi respecta Días de medianoche no resulta satisfactorio no tanto porque sea un mal cómic como porque quedan demasiados tebeos del autor sin publicar como para dedicarnos a recuperar estos olvidables retales.

Entrando un poco en vereda, Días de medianoche es como toda antología de relatos de una autor determinado: hay como en botica, un poco de todo, aunque el tono general es más bien bajo. La mejor de las historias recopiladas es sin ningún género de duda Abrázame, mítica y hasta el momento única aportación de Gaiman al fenómeno Hellblazer. Escrita a finales de los años 80, vino a ser un poco el contrapunto al guionista del personaje en aquellos momentos. Mientras que Jamie Delano bordaba por entonces las historias políticamente comprometidas, con un claro trasfondo social que hábilmente mezclaba con el terror existencial, Gaiman escribe una sencilla historia de fantasmas donde alcanza un alto grado de lirismo. Lejos de la cursilería de muchos de sus seguidores, Gaiman siempre ha sabido dotar a sus argumentos de una acertada dosis de romanticismo bien entendido que en este caso se beneficia de las experimentales (y contenidas) ilustraciones de un Dave McKean en pleno esplendor.

Sin embargo el resto es ya harina de otro costal. La parte del león del tomo se la lleva un anual de La cosa del pantano que aunque se deja leer con un cierto agrado es algo meramente anecdótico y perfectamente olvidable. Y es que, como no podía ser de otra manera, la sombra de Alan Moore es muy alargada. En ningún momento parece encontrar el sitio desde el que contar la historia, traduciéndose esa incomodidad en un ritmo bastante deslavazado e inconstante, con un pulso narrativo inicialmente caótico que sólo parece encontrar hacia el final. Además los dibujantes no están precisamente a la altura. Tanto Richard Piers Rayners como Mike Hoffman no logran hacernos olvidar ni a los seminales Steve Bissette y John Totleben ni al por entonces autor de la serie Rick Veitch.

La misma sensación dejan las dos historietas cortas que completan el volumen. La primera de ellas, Jack el verde, es una de las primeras escritas por Gaiman y que no se pudo realizar (por diferentes motivos que el propio autor explica) hasta hace un par de años, dejando ver una cierta bisoñez y falta de empaque que es parcialmente salvada por el excepcional equipo artístico que la ilustra. Quince años después se han reunido de nuevo tanto Bissete como Totleben para dibujar una historia de La cosa del pantano, y vuelven a demostrar que a la hora de caracterizar ese universo tan particular a medio camino entre la fantasía lisérgica y el terror existencial no tienen competidor posible. Además podemos reencontrarnos con Chistes verdes, una intrascendente y curiosa historia centrada en el hombre florónico, ilustrada por un cumplidor Mike Mignola.

Si a esto le sumamos que en origen Días de medianoche tenía más historias que las aquí recogidas (no se entiende su falta) y el precio que hay que desembolsar para hacerse con él, pues no me parece precisamente una de esas compras ineludibles (ni mucho menos). Únicamente para amantes de la obra de Gaiman y del completismo irredento.

© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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