Green Arrow
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Guión
Kevin Smith |
Kevin Smith, director de cine independiente que saltó a la fama
por su interesante y divertida trilogía de New Jersey (formada por Clerks,
Mallrats y Persiguiendo a Amy), es un apasionado del arte secuencial.
De hecho es sabido que su primera película fue financiada totalmente por la
venta de su colección de tebeos, además de que en todas ellas aparecen múltiples
referencias a todo tipo de superhéroes y autores. Por eso no sorprende que cuando Joe Quesada
buscaba a alguien para relanzar la colección de Daredevil pensase en él.
En apenas 8 números, ayudado por el propio Quesada a los lápices, insufló de
nuevo vida a las aventuras de dicho personaje, convirtiendo una serie que en los
últimos veinte años había deambulado por los puestos medios bajos de las listas de ventas en
un éxito moderado. Su mérito estuvo en aunar una trama ciertamente sorpresiva de
principio a fin y unos diálogos a la altura de lo esperado, muy naturales y nada
forzados. Una vez terminado su periplo en la colección acudió a la llamada de DC
para encargarse de la resurrección de uno de los personajes más importantes de
la editorial, y rescatarle de la muerte donde había terminado después de
padecer guionistas y dibujantes de medio pelo. Y es que después de los números
de Green Latern/Green Arrow que hiciesen la pareja Dennis O´Neil y Neal
Adams hace más de 25 años, nada memorable se había hecho con el personaje (si exceptuamos las
competentes historias realizadas primero por Mike Grell y, varios años después,
por Chuck Dixon). Una vez terminado el primer arco argumental de 10 números,
podemos decir que Smith lo ha vuelto a hacer, lanzando la serie a los más alto
de las listas de ventas y recuperando a un personaje que tiene un considerable
potencial.
Green Arrow siempre ha tenido un halo de carisma, sobre todo
porque carece de cualquier tipo de superpoder y sólo cuenta con su habilidad con
el arco y las flechas, además del sempiterno entrenamiento con el que cuenta
todo superhéroe que se precie de serlo. También es cierto que esto limita el abanico de aventuras que puede
correr, estando la mayoría encuadradas en un ambiente urbano donde sus
habilidades están mejor integradas. Una clara consecuencia de este hecho es que
si los autores que se encargan de la colección no están demasiado entonados
rápidamente caen en la rutina y la endogamia, repitiendo hasta la saciedad
historias y entornos. Cuando esto ocurre las ventas se resienten, como pasó a
comienzos de los años 90 con la antigua colección de este personaje. ¿Y qué se
puede hacer para revitalizarlo? Existe un amplio abanico de opciones que van
desde el bluff de cambiarle el uniforme para "actualizar" su imagen a los
tiempos modernos, hasta contratar a un autor de relumbrón para relanzar sus
ventas. Pero el top 10 de soluciones está encabezado por "matar" al personaje y
elegir entre reemplazarlo por algún tipo de sucedáneo o cerrar por un tiempo su
colección para dejar que el tiempo pase un poco y pueda relanzarse con nuevos
bríos. Una mezcla de estas dos últimas soluciones fue la que sufrió Green
Arrow, ya que "murió" en la explosión de un avión siendo reemplazado por su
hijo que, durante cerca de 4 años, se convirtió en el titular de dicha matrícula.
Pero el estancamiento y el retroceso de ventas se hizo todavía más evidente ya
que, a pesar de que sus historias eran siempre entretenidas, carecía del carisma
que sin duda tenía Oliver Queen, el Green
Arrow de toda la vida. Y como en el
mundo del tebeo no existe la muerte definitiva y los personajes fenecidos
se comportan como aves fénix volviendo una y otra vez, era cuestión de tiempo
que Oliver volviese a su título, cosa que ha ocurrido en esta serie.
Después de un primer número a modo de presentación, en el que una serie de personajes relacionados con Queen nos cuentan de forma fragmentaria cómo fue su vida junto a él como padre, compañero, amante o imagen a seguir, aparece un recuperado Green Arrow que vuelve a imponer su ley por las calles de Star City. En esta nueva encarnación no parece recordar nada de lo sucedido en los últimos años, sufriendo una amnesia total previa a ciertos hechos capitales en su vida pasada.
Todo retorno implica un motivo que explique la desaparición y el nuevo estado renovado. A lo largo de los 10 primeros números de la colección Smith escribe una historia que trata de llegar hasta esta respuesta sin demasiadas estridencias. Durante el periplo en pos de la revelación, Green Arrow se va a ir encontrando con algunos de los personajes más importantes del Universo DC que tratarán de descubrir si están ante el auténtico o frente a un impostor. Tal sobredosis de personajes puede parecer fuera de lugar, pero resulta comprensible ya que Smith, como todo fan convertido en guionista, se muestra deseoso de jugar con el mayor número posible de juguetes. Así va provocando encuentros con Aquaman, la JLA, Batman, La Brigada de la Flecha o Etrigan, hasta llegar a las manos de Hal Jordan, su antiguo amigo del alma, que le llevará hasta una revelación relativamente insatisfactoria pero que justifica el periplo seguido.
Smith es un fiel
conocedor de los personajes principales que aparecen en sus páginas y respeta
completamente su historia pasada, aunque siempre los trata bajo su particular lupa. En especial hay dos
encarnaciones de lo más acertadas. Un siempre enigmático, maquinador
y parco en palabras Batman que se convierte en compañero de Ollie durante varios
números, y un locuaz y siempre nihilista Etrigan, que juegan un papel
fundamental en la trama. También es cierto que la mayoría de ellos padecen de un
mal endémico en los guiones de este autor: hablan con un total desenfreno verborreico.
Esto hace perder a ciertas escenas la fuerza que pudieran haber tenido, sobre todo
porque se alargan más de lo permisible mientras los personajes que toman parte
en ellas hablan y se lanzan pullas por doquier, enlenteciendo el transcurrir de los
acontecimientos y de la trama. En general ésta se podría haber resuelto en tres
o cuatro números menos, con lo que habría ganado en trascendencia. A
pesar de esto no puede negarse que Smith sabe cómo hacer climático el viaje,
manteniendo un nivel de intensidad (e incertidumbre) elevado.
Su colaborador en la parte artística, Phil Hester, es un competente narrador con un estilo muy cercano al de los dibujos animados, no exento de cierta fuerza, que acusa un registro gestual anormalmente bajo y una total rigidez en las figuras, casi rayando en el acartonamiento (sus capas en vez de estar hechas de tela parecen cartón piedra) Personalmente hubiese disfrutado más con otro tipo de artista, de más enjundia, como Rodolfo Damaggio, que ya dejó ver su habilidad en la última etapa de la anterior colección. A pesar de esto tampoco es un desastre. Lo que me preocupa es que en DC casi no se preocupan por la parte gráfica de muchas de sus colecciones de más postín. Sí, el guión es parte fundamental y ellos tienen a algunos de los mejores escritores de tebeos trabajando para ellos, pero el dibujo hace que ésto todavía refulga más. Pero, en el caso de Green Arrow, lo oscurece levemente. Mención a parte merecen las portadas de Matt Wagner, muy en su lugar y que sirven de excepcional apertura para cada número.
Norma prepara para el Saló de este año la edición de esta serie en nuestro idioma y todo seguidor de tebeos de superhéroes debería echarle un vistazo (si puede pagar el precio que tendrá). Porque en ella se recupera a uno de los iconos clásicos del panteón DC en una historia más que digna, nada rutinaria y que promete dar mucho que hablar. El entretenimiento está más que garantizado.
©
Ignacio Illarregui Gárate 2002
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