Green Arrow

Guión Kevin Smith
Dibujo Phil Hester
Entintado
Andé Parks
Color Guy Major

Serie abierta
Abril de 2001 -
24
páginas
Ilustración Matt Wagner

Kevin Smith, director de cine independiente que saltó a la fama por su interesante y divertida trilogía de New Jersey (formada por Clerks, Mallrats y Persiguiendo a Amy), es un apasionado del arte secuencial. De hecho es sabido que su primera película fue financiada totalmente por la venta de su colección de tebeos, además de que en todas ellas aparecen múltiples referencias a todo tipo de superhéroes y autores. Por eso no sorprende que cuando Joe Quesada buscaba a alguien para relanzar la colección de Daredevil pensase en él. En apenas 8 números, ayudado por el propio Quesada a los lápices, insufló de nuevo vida a las aventuras de dicho personaje, convirtiendo una serie que en los últimos veinte años había deambulado por los puestos medios bajos de las listas de ventas en un éxito moderado. Su mérito estuvo en aunar una trama ciertamente sorpresiva de principio a fin y unos diálogos a la altura de lo esperado, muy naturales y nada forzados. Una vez terminado su periplo en la colección acudió a la llamada de DC para encargarse de la resurrección de uno de los personajes más importantes de la editorial, y rescatarle de la muerte donde había terminado después de padecer guionistas y dibujantes de medio pelo. Y es que después de los números de Green Latern/Green Arrow que hiciesen la pareja Dennis O´Neil y Neal Adams hace más de 25 años, nada memorable se había hecho con el personaje (si exceptuamos las competentes historias realizadas primero por Mike Grell y, varios años después, por Chuck Dixon). Una vez terminado el primer arco argumental de 10 números, podemos decir que Smith lo ha vuelto a hacer, lanzando la serie a los más alto de las listas de ventas y recuperando a un personaje que tiene un considerable potencial.

Green Arrow siempre ha tenido un halo de carisma, sobre todo porque carece de cualquier tipo de superpoder y sólo cuenta con su habilidad con el arco y las flechas, además del sempiterno entrenamiento con el que cuenta todo superhéroe que se precie de serlo. También es cierto que esto limita el abanico de aventuras que puede correr, estando la mayoría encuadradas en un ambiente urbano donde sus habilidades están mejor integradas. Una clara consecuencia de este hecho es que si los autores que se encargan de la colección no están demasiado entonados rápidamente caen en la rutina y la endogamia, repitiendo hasta la saciedad historias y entornos. Cuando esto ocurre las ventas se resienten, como pasó a comienzos de los años 90 con la antigua colección de este personaje. ¿Y qué se puede hacer para revitalizarlo? Existe un amplio abanico de opciones que van desde el bluff de cambiarle el uniforme para "actualizar" su imagen a los tiempos modernos, hasta contratar a un autor de relumbrón para relanzar sus ventas. Pero el top 10 de soluciones está encabezado por "matar" al personaje y elegir entre reemplazarlo por algún tipo de sucedáneo o cerrar por un tiempo su colección para dejar que el tiempo pase un poco y pueda relanzarse con nuevos bríos. Una mezcla de estas dos últimas soluciones fue la que sufrió Green Arrow, ya que "murió" en la explosión de un avión siendo reemplazado por su hijo que, durante cerca de 4 años, se convirtió en el titular de dicha matrícula. Pero el estancamiento y el retroceso de ventas se hizo todavía más evidente ya que, a pesar de que sus historias eran siempre entretenidas, carecía del carisma que sin duda tenía Oliver Queen, el Green Arrow de toda la vida. Y como en el mundo del tebeo no existe la muerte definitiva y los personajes fenecidos se comportan como aves fénix volviendo una y otra vez, era cuestión de tiempo que Oliver volviese a su título, cosa que ha ocurrido en esta serie.

Después de un primer número a modo de presentación, en el que una serie de personajes relacionados con Queen nos cuentan de forma fragmentaria cómo fue su vida junto a él como padre, compañero, amante o imagen a seguir, aparece un recuperado Green Arrow que vuelve a imponer su ley por las calles de Star City. En esta nueva encarnación no parece recordar nada de lo sucedido en los últimos años, sufriendo una amnesia total previa a ciertos hechos capitales en su vida pasada.

Todo retorno implica un motivo que explique la desaparición y el nuevo estado renovado. A lo largo de los 10 primeros números de la colección Smith escribe una historia que trata de llegar hasta esta respuesta sin demasiadas estridencias. Durante el periplo en pos de la revelación, Green Arrow se va a ir encontrando con algunos de los personajes más importantes del Universo DC que tratarán de descubrir si están ante el auténtico o frente a un impostor. Tal sobredosis de personajes puede parecer fuera de lugar, pero resulta comprensible ya que Smith, como todo fan convertido en guionista, se muestra deseoso de jugar con el mayor número posible de juguetes. Así va provocando encuentros con Aquaman, la JLA, Batman, La Brigada de la Flecha o Etrigan, hasta llegar a las manos de Hal Jordan, su antiguo amigo del alma, que le llevará hasta una revelación relativamente insatisfactoria pero que justifica el periplo seguido.

Smith es un fiel conocedor de los personajes principales que aparecen en sus páginas y respeta completamente su historia pasada, aunque siempre los trata bajo su particular lupa. En especial hay dos encarnaciones de lo más acertadas. Un siempre enigmático, maquinador y parco en palabras Batman que se convierte en compañero de Ollie durante varios números, y un locuaz y siempre nihilista Etrigan, que juegan un papel fundamental en la trama. También es cierto que la mayoría de ellos padecen de un mal endémico en los guiones de este autor: hablan con un total desenfreno verborreico. Esto hace perder a ciertas escenas la fuerza que pudieran haber tenido, sobre todo porque se alargan más de lo permisible mientras los personajes que toman parte en ellas hablan y se lanzan pullas por doquier, enlenteciendo el transcurrir de los acontecimientos y de la trama. En general ésta se podría haber resuelto en tres o cuatro números menos, con lo que habría ganado en trascendencia. A pesar de esto no puede negarse que Smith sabe cómo hacer climático el viaje, manteniendo un nivel de intensidad (e incertidumbre) elevado.

Su colaborador en la parte artística, Phil Hester, es un competente narrador con un estilo muy cercano al de los dibujos animados, no exento de cierta fuerza, que acusa un registro gestual anormalmente bajo y una total rigidez en las figuras, casi rayando en el acartonamiento (sus capas en vez de estar hechas de tela parecen cartón piedra) Personalmente hubiese disfrutado más con otro tipo de artista, de más enjundia, como Rodolfo Damaggio, que ya dejó ver su habilidad en la última etapa de la anterior colección. A pesar de esto tampoco es un desastre. Lo que me preocupa es que en DC casi no se preocupan por la parte gráfica de muchas de sus colecciones de más postín. Sí, el guión es parte fundamental y ellos tienen a algunos de los mejores escritores de tebeos trabajando para ellos, pero el dibujo hace que ésto todavía refulga más. Pero, en el caso de Green Arrow, lo oscurece levemente. Mención a parte merecen las portadas de Matt Wagner, muy en su lugar y que sirven de excepcional apertura para cada número.

Norma prepara para el Saló de este año la edición de esta serie en nuestro idioma y todo seguidor de tebeos de superhéroes debería echarle un vistazo (si puede pagar el precio que tendrá). Porque en ella se recupera a uno de los iconos clásicos del panteón DC en una historia más que digna, nada rutinaria y que promete dar mucho que hablar. El entretenimiento está más que garantizado. 

© Ignacio Illarregui Gárate 2002
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