Groo el Errante
Guión
y Dibujo Sergio Aragonés |
Parece mentira que una colección que nació a rebufo del éxito de los tebeos sobre bárbaros a finales de los años 70 y principios de los 80 no sólo no se haya hundido, como hizo su fuente de inspiración, sino que, además, haya conseguido sobrevivir a uno de los periodos de crisis más duros que ha conocido la industria del tebeo en EE.UU., convirtiéndose de pleno derecho en una de las obras de autor más importantes que se hacen ahora mismo al otro lado del charco. Y aunque no se puede decir que durante todo este tiempo el nivel de las historias que se han ido desarrollando en sus páginas haya tenido siempre el mismo nivel de excelencia, sí que hay que reconocer que su autor principal ha sabido mantener el interés a pesar de, como ha repetido hasta la saciedad, no ser más que un único chiste alargado hasta el infinito.
Obra de Sergio Aragonés, autor de origen Español, criado en Méjico, y que ha desarrollado toda su carrera como humorista gráfico en EE.UU., Groo el Errante cuenta las andanzas de un bárbaro simple y carente de cerebro, hábil como él solo con las espadas, que se dedica a vagar por el mundo buscando trabajo y causando la ruina de todos los lugares por los que pasa. Éste es el sencillo esquema a partir del cual Aragonés construye sus historias, en principio una parodia salvaje de los tebeos de Conan. Sin embargo, como toda sátira que quiere prosperar más allá de la repetición de esquemas, su autor ha sabido hacerla evolucionar de manera que escapase a su condición y lo ha conducido hasta encontrar su propio camino, donde el humor y la inteligencia no sólo no están reñidos sino que se dan la mano con un buen gusto innegable.
Sus historias han ido moviéndose desde los argumentos más aventureros, con Groo embarcado en alguna empresa de forma voluntaria o involuntaria, a otros con un claro contenido social, donde se establece una crítica clara a partir de la exageración mayúscula de los comportamientos que se quieren poner en solfa. El mejor tebeo del primer tipo es sin duda la novela gráfica que lleva por título La vida de Groo/La muerte de Groo, que recoge dos de sus mejores historias; la primera cuenta el origen de Groo, explicando entre otras cosas a qué se debe que sea como es y ofreciéndonos por primera y única vez un divertido retrato de sus años mozos, repletos de situaciones ciertamente divertidas. Y la segunda es, por así decirlo, la quintaesencia de los tebeos del personaje, conteniendo todos los elementos que lo han hecho grande, como los estúpidos planes y pifias de Groo, toda la galería de secundarios al completo, un villano de opereta, unas viñetas llenas de detalles y que merece la pena contemplar con detenimiento, unos diálogos muy entonados,... También hay que citar como títulos claves de este grupo los tebeos englobados en los tomos de El cetro del Rey Scepter, Chakaal o La leyenda de Thaiis, que son otras divertidas muestras.
Y no hay mejor tebeo que La isla felicidad para explicar la segunda faceta de sus historias. Al principio de esta aventura Groo llega hasta una isla aislada, un pequeño paraíso donde todos los lugareños viven en armonía y consonancia con la naturaleza que les rodea. Sin embargo, en su intento por ayudarlos, empieza a alterar la tranquila sociedad en la que se encuentra, provocando un pequeño apocalipsis en el ecosistema que terminará con la felicidad de la isla. Al igual que Maus, La isla felicidad debería ser de obligada lectura en los centros de secundaria ya que explica con una claridad alucinante cómo de interrelacionado está todo en el mundo que nos rodea y cómo los minúsculos cambios producidos a nuestro alrededor pueden llegar a producir desastres de dimensiones colosales. Éste es sólo un ejemplo, ya que también ha dejado caer sus particulares garras sobre temas tan variopintos como la esclavitud, la manipulación de los ignorantes, el capitalismo atroz, la reinserción de los delincuentes, la droga, el arte moderno,... , reflejando en cada historia comportamientos tan típicamente humanos como la envidia o la avaricia.
El dibujo de Aragonés a primera vista puede parecer excesivamente caricaturesco y de una simplicidad engañosa. Pero a poco que se persevere en la lectura se descubren las innegables virtudes que posee, como su habilidad narrativa, el movimiento que es capaz de imprimir a cada una de sus viñetas, la exhaustividad y el detallismo con los que completa cada uno de los paneles, una facilidad asombrosa para el chiste gráfico, su naturalidad a la hora de abordar las caracterizaciones,... A ello hay que sumar los excepcionales diálogos que Mark Evanier lleva poniendo durante veinte años a las historias que Aragonés piensa, habiéndose convertido en parte fundamental ya de la historia a la que ha aportado además esas moralejas finales con las que termina cada tebeo y que resumen lapidariamente los hechos que nos han contado.
Merece la pena buscar los tomos que Planeta ha publicado en los últimos años, sobre todo los citados en negrita, ya que en ellos se encuentran las mejores historias de esta serie, todo un remanso de diversión con el que es un placer reencontrarse periódicamente.
© Ignacio Illarregui Gárate 2002
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