La Mazmorra crepúsculo 101: El cementerio de los dragones
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Guión y
Dibujo Joann Sfar y Lewins Trondheim |
Cuando se intenta enfocar un género desde un punto de vista meramente humorístico la parodia es el camino más fácil para conseguir el éxito y a la vez el más peligroso. Lograr la sonrisa cuesta menos que mediante otros artificios pero también es mucho más fácil caer en la reiteración y en la apatía. Un mismo chiste se estira ad infinitum sin ton ni son mientras el público ríe una y otra vez las mismas gracias. Pocas veces este camino produce obras que perduren en el recuerdo. La Mazmorra es la más fiel muestra de que la parodia, enfocada con una cierta inteligencia, puede llegar a ser tan fructífera y encomiable como cualquier otro camino.
Sfar
y Trondheim son dos autores franceses formados (principalmente el segundo) en el ambiente underground
de la historieta franco belga y que han saboreado las mieles del éxito con esta
hilarante deformación de los mitos de la espada y brujería. Fagocitando toda
novela, cómic o película sobre el tema que ha caído en sus manos, y con el
cimerio de los bíceps kilométricos y greñas sebosas como evidente
inspiración, han creado un desmadrado universo cuyo centro se encuentra en La Mazmorra que da título a la serie.
La Mazmorra es el sueño de todo aventurero que se precie de serlo. Un lugar que alberga incontables riquezas pero que también esconde innumerables peligros. El cementerio de los dragones es el cuarto álbum de la serie y el primero del ciclo llamado Crepúsculo, que cuenta historias de los personajes del ciclo principal pero en un lejano futuro, en el que la rotación de la Tierra se ha parado y la vida sólo es posible en una estrecha franja de Tierra entre el día y la noche perpetuas. La vida ha dado muchas vueltas para nuestros amigos Marvin y el pato Herbert. El primero es un hermitaño que, sintiendo cercano el momento de su muerte, comienza la búsqueda del cementerio de dragones, mientras que el segundo es el nuevo señor de la mazmorra.
Las
situaciones siguen la tónica marcada por los otras historias aparecidas hasta
ahora, aunque el tono general es más gris. Los diálogos suenan bastante peor y
no están demasiado trabajados, apoyándose el humor excesivamente en el
aspecto meramente visual. Esta sensación de poca preparación se acrecienta con
algunos vaivenes en la narración de secuencias, poco meditada y que termina
resultando chocante para el lector de los anteriores álbumes, muy bien orlados
y con un intachable sentido del ritmo. Como novedad, para demostrar que se está
asistiendo a un nuevo pedazo de la historia del mundo de La Mazmorra, se ha
querido acentuar el tono crepuscular utilizando gamas más frías que en las
anteriores entregas, repletas de tonos cálidos
y escenas luminosas. En este caso las ilustraciones son de Sfar, que siguen la
línea caricaturesca y minimalista de su compañero Trondheim.
Una aceptable muestra de lo que se produce ahora al otro lado de los pirineos, ideal para momentos de ánimo bajos. Humor inteligente para lectores inteligentes.
© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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