La hora bruja

Guión Jeph Loeb
Dibujo
Chris Bachalo
Entintado Art Thirbert
Color Grant Goleash
Norma editorial
Serie de 3 números
The witching hour
2000
Febrero de 2001 - Abril de 2001
Traducción Ernest Riera
Rotulación: Martín Garcés
48
páginas
Ilustración Chris Bachalo

Para un lector circustancial puede resultarle bastante curioso (e inquietante) ver cómo gran parte del fandom le ha pegado a La hora bruja más palos que a una estera simplemente porque su estructura narrativa es diferente a la usual y no se ve favorecida por la manera en que se ha publicado. Está claro que la manera adecuada de ver la luz hubiese sido recogida en un tomo, permitiendo una lectura más o menos continuada y ligeramente reflexiva de su contenido. Pero desafortunadamente tanto al otro lado del charco como aquí se ha optado por el fraccionamiento al uso en tres prestigios y su disfrute se ha visto perjudicado en exceso. Las cosas son así y hay que aguantarse. Lo que me parece bastante fuerte es que nada más aparecer el primer número se haya salido de las trincheras dispuestos a repartir leña sin esperar, siquiera, a que esta estuviese plenamente justificada. ¿Se puede criticar una historia completa sin conocer lo que se cuenta?

La verdad es que aunque no sorprende, sí que llama la atención cómo a la mayoría de los lectores habituales de cómic les cuesta bastante digerir tebeos narrados de forma diferente a las que están acostumbrados. Es cierto que cuando estos experimentos vienen pergueñados por guionistas de supuesto postín como Neil Gaiman todo son alabanzas y pobrecito del que se atreva a levantar la voz en contra de la obra. Sin embargo si el creador es alguien como Jeph Loeb, capaz de lo mejor (Batman: El largo Halloween o Superman: Las 4 estaciones) y de lo peor (Capitán América junto a Rob Liefeld o guiones de películas como Comando o Teen Wolf) pues se saca la recortada y a la mínima se dispara. Es muy fácil disparar sobre aquel que pocas veces lleva chaleco antibalas.

¿Y qué ha hecho el señor Loeb para ser tan vilipendiado? Simplemente contar una historia que para poder ser entendida es necesario leerse los tres números. Ni más ni menos. Eso no quiere decir que se requiera mucho esfuerzo para poder introducirse en los sucesos que se cuentan. Servidor, que suele ser un lector bastante disperso al que estas cosas le desconcentran bastante, no tuvo ningún problema en comprender los hechos, a pesar de los múltiples personajes y las diversas tramas en los que aparecen. Está claro que un planteamiento - nudo - desenlace es mucho más fácil de leer, pero de vez en cuando es bueno salirse de los esquemas trillados para ejercitar las neuronas y obtener una satisfacción ligeramente diferente.

La historia en sí misma no es nada del otro jueves. Una serie de brujos y brujas se dedican a ayudar a aquellos que lo necesitan cumpliendo uno sólo de sus deseos más anhelados. Como modernos genios se aparecen ante algunas personas en una encrucijada vital y les ofrecen su ayuda. Sin embargo, a imagen de los moradores de las lámparas, hay que tener cuidado con lo que se desea porque puede volverse realidad. Claro que esta simple premisa está envuelta con bastante gracia en la historia del padre de todo el invento, Gris, y la de una bruja recientemente reencarnada, Blanca.

A la moda de las series Vertigo de hoy en día, en La hora bruja las conversaciones son el vehículo que se utiliza para conducir la historia. Los diálogos sin ser precisamente redondos suenan bastante naturales, aunque hay un personaje bastante cargante que la única manera que tiene de comunicarse es mediante aforismos, citando siempre el autor de la frase lapidaria. Y como el dibujante es uno de los grandes a la hora de componer páginas en los que la gente expresa sus sentimientos, como ya demostró en Muerte: El alto coste de la vida, pues se lee con agrado e interés de la primera a la última página. Y afortunadamente los experimentos visuales con los que suele jugar en muchas de sus creaciones favorecen, en esta ocasión, la ambientación y el ritmo narrativo. Eso sí, los dibujos de Bachalo resultan mucho más toscos que de costumbre debido seguramente a que su antiguo partenaire en las tintas, Mark Buckingham, ya no se encuentra a su lado.

Resumiendo. Una entretenida historieta recomendada para los que no tienen miedo de que les presenten la historia de una manera diferente a la normal. A mí no me ha decepcionado.

© Ignacio Illarregui Gárate 2001
Este texto no puede reproducirse sin permiso.