Ranma 1/2

El mundo del manga es tan rico temáticamente que se puede bucear en él y encontrar todo tipo de tebeos; hay mangas históricos, ciencia ficcioneros, cyberpunkis, costumbristas, de samuráis, de animales parlantes, tiras cómicas, de yakuzas, culebrones,... Y también se puede encontrar la versión japonesa de la comedia de situación. Ranma 1/2 puede que como tebeo esté bastante lejos de poder ser calificado como una obra maestra, pero lo que nadie puede negar es que ha sido la serie reina de este género.

Ranma 1/2 se podría coger como un ejemplo ideal para mostrar a cualquiera cómo debe ser una comedia de situación de libro. Como todas ellas parte de una divertida y extravagante premisa. Al Dojo (una especie de gimnasio donde se enseñan artes marciales) Tendo llegan Genma Saotome y su hijo Ranma después de haber pasado entrenando diferentes estilos de artes marciales durante mucho tiempo por los sitios más insospechados. El padre viene a cumplir una promesa que hizo al propietario del Dojo; cuando su hijo cumpliese la edad de 16 años se casaría con uno de sus tres hijas. Pero padre e hijo guardan un curioso secreto. En el momento en que entran en contacto con el agua fría se transforman en un panda gigante y una joven respectivamente. Obviamente a ninguna de las hijas le hace mucha gracia, siendo al final la menor de ellas y con la misma edad que Ranma, Akane, la que se ve comprometida con el joven sin comerlo ni beberlo. Es a partir de este punto donde se empiezan a suceder las aventuras.

Rumiko Takahasihi construye Ranma 1/2 a partir de una estructura bastante rígida que se basa en contar historias de una extensión limitada a unas 40 o 50 páginas, como las series de televisión americanas de media hora, en las que se plantea una situación conflictiva/divertida entre los personajes, se desarrolla y se culmina al final sin que aparentemente haya una continuidad entre un capítulo y otro, salvo que contienen a los mismos personajes. Esto, que parece más simple que una cuchara de palo, adquiere una forma ideal bajo sus sabias manos, sobre todo porque continuamente Takahashi demuestra su facilidad para dotar a sus personajes de unas personalidades muy marcadas, bordeando el maniqueísmo, y a la vez muy atrayentes. No hay ni uno de ellos que no acabe resultando entrañable. Esto, unido a sus argumentos alocados es lo que hace a esta serie elevarse de la mediocridad de la mayoría de las series de este tipo y la aúpa muy por encima de ellas.

Las situaciones al principio se suceden de una manera casi vertiginosa y, después de haber leído unas 300 o 400 páginas, se descubre una cualidad que hace de Ranma 1/2 todavía más apetecible si cabe: cómo es posible que un mismo esquema/argumento repetido hasta la saciedad pueda ofrecer tan buenos resultados y seguir resultando entretenido. Al fin y al cabo a imagen y semejanza de Groo, donde todo se reduce a repetir una y otra vez con maestría el mismo chiste, aquí cada historia puede reducirse a ver quién luchará por el amor de Ranma o Akane y cómo saldrán los personajes del embrollo en el que se/les han metido. Esta simplificación que en la mayoría de las manos conduciría a un tebeo anodino y aburrido se convierte en las manos de Takahashi en algo con un elevado potencial para el entretenimiento, sobre todo cuando huye de los planteamientos rutinarios de mera lucha y se sumerge en historias cortas más cercanas a la cotidianeidad.

La edición que ahora ofrece Glénat, que publica dos tomos al mes, no utiliza para nada la que Planeta publicó hace más de 5 años, notándose un esmero importante en cada una de sus páginas, que se nota sobre todo en una calidad de reproducción de las planchas muy superior. Además el papel tiene la densidad y la textura que deben y tanto la traducción como la rotulación están bastante cuidadas. Todo esto, unido a lo anteriormente comentado, convierte a Ranma 1/2 es un tebeo muy fresco ideal para pasar un buen rato pegado a sus páginas. 

© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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