El caballero de las espadas
Michael Moorcock
Miraguano
The knight of the swords
1971
Trilogía de las espadas 1
Traducción Cecilia Pérez

169 páginas

Ser Campeón Eterno es una de las mayores judiadas que puede hacerte la vida, si no la más grande. Morabas tranquilo en tu hogar rodeado de tus familiares, retozando con las más bellas damas y enfrascado en mil y un disquisiciones intelectuales. De pronto el destino llama a tu puerta, te insinúa que estás destinado a misiones más elevadas y todo empieza a ir mal. Tus más allegados son masacrados por un ejército que pasaba por allí con un oscuro propósito y tú eres capturado, torturado, casi aniquilado y abandonado/rescatado casi al borde la muerte. Y aunque el odio empieza a corroerte las entrañas sigues siendo el mismo buen tipo de siempre, pero ahora atrapado en la lucha entre el Orden y el Caos, que te usarán como otro vulgar peón en su ya milenaria contienda.

Este es el esquema que Michael Moorcock ha empleado hasta la saciedad en el llamado Ciclo del Campeón Eterno. Esta serie de historias entrelazadas cuentan las desventuras de un personaje, el llamado Campeón Eterno, a través de diferentes encarnaciones en los diversos mundos que forman el Multiverso. Elric, Dorian Hawkmoon, Ulrich Von Bek o el personaje que ahora toca comentar, Córum Jhaelen Irsei.

El caballero de las espadas es la primera de las novelas dedicadas a Córum y es la misma vuelta de tuerca a la sonatina de siempre. Después de perder a su familia en un ataque salvaje y ser vilmente mutilado, Córum, el último de los Vadhagh, es salvado por Rhalina, una princesa Mabdén, que le asila en su castillo. Éste es amenazado por las fuerzas del Caos y, para salvarlo, se ve obligado a desempeñar una peligrosa misión para un siniestro patrón, que le proporciona dos objetos con el fin de recuperar sus perdidas facultades y que le convierten en una especie de terminator con espada. 

En principio puede sorprender un poco que alguien que fue uno de los promotores de la new wave inglesa a mediados de los años 60 haya dedicado gran parte de su producción literaria a la fantasía pajera para adolescentes, etiquetada por las editoriales como fantasía heroica. Y a pesar que pueden ponérsele mil y una pegas a la mayoría de los libros escritos en este plan, no se puede negar que siempre acaba resultando legible y entretenidillo. Aunque esta vez se nota demasiado que está escrito en un fin de semana y los diálogos de Córum vuelven a tener ese tono a medio camino entre la grandilocuencia y el patetismo.

Exclusivamente recomendado para los fervientes seguidores de las diferentes historias del Campeón Eterno y buscadores de literatura fantástica para leer en el metro.

© Ignacio Illarregui Gárate 2000
Este texto no puede reproducirse sin permiso.