El perro de la guerra y el dolor del mundo
Michael Moorcock
Miraguano
The war hound and the world´s pain
1981

Traducción Francisco Arellano

236 páginas

Michael Moorcock es un prolífico escritor capaz de lo mejor y de lo peor. Se podría pensar que habiendo sido más precavido y cuidadoso con sus obras hubiese alcanzado en promedio mayores cotas de calidad, pero esa es una situación hipotética en la que es mejor no pensar ya que no aporta nada. Además quizás ése es el ritmo al que trabaja, y habiendo escrito obras de la importancia de He aquí el hombre o El programa final, sus desbarres son, cuanto menos, perdonables.

¿A qué desbarres me refiero? Pues a la mayoría de las obras englobadas dentro del ciclo del Campeón eterno y del multiverso, ese héroe inventado por él que cuenta con diferentes encarnaciones en diferentes mundos: Elric de Melnibone, Corum, Dorian Hawkmoon,... Todas esas novelas y relatos no es que sean malos en general, hay como en botica, un poco de todo. Buenas historias de espada y brujería seguidas de otras completa y absolutamente infumables. Lo que le ocurre es que en el 99% de las ocasiones les da a su personajes un tono tan grandilocuente y supuestamente épico que acaban pareciendo ridículos.

El perro de la guerra y el dolor del mundo es una novela englobada dentro de ese grupo de historias. Aquí el Campeón Eterno toma la personificación de Ulrich von Bek, un capitán alemán que ha participado en la Guerra de los 30 años, que tuvo lugar a mediados del S-XVII entre católicos y protestantes. Hastiado de todas las barbaridades y sangrientas carnicerías en las que ha tomado parte Ulrich intenta escapar del horror y llega a un castillo deshabitado en el cual decide descansar. Después de unos plácidos días de recuperación llega una extraña comitiva al castillo, a la cabeza de la cual se encuentra una enigmática mujer llamada Sabrina, de la que pronto se enamora. Lo que von Bek no sabe y no tarda en descubrir es que Sabrina y él ya no son dueños de sus destinos: Satanás es dueño de sus almas. Y para liberarse deberá realizar una misión para su amo: encontrar el Grial que hará desaparecer el dolor del mundo y que reconciliará al angel caído con el señor.

Detrás de este argumento tan idiota se encuentra una entretenida novela de aventuras narrada con el tesón habitual del autor, sin demasiadas florituras ni pretensiones y que se lee en un santiamén. Contada en primera persona, Moorcock huye de los ridículos diálogos que suele dar a sus personaje (los de Elric son de nota) y está mucho más contenido que de costumbre. En el debe está la endeblez típica de este tipo de historias y personajes, esa facilidad que tienen todos de enamorar a la chica en 3 páginas, ser los más guapos y más hábiles en el manejo del acero, y salir sin problemas de las situaciones más difíciles.

Recomendable para los fanáticos del autor y para todos aquellos que quieran una lectura de estas de playa o metro, de nulo contenido intelectual.

© Ignacio Illarregui Gárate 2000
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