La investigación |
La investigación es una de las primeras novelas de Lem y que, a pesar de su renombre (aparece listada en El canon occidental de Harold Bloom) y su claro mensaje, ha sido ampliamente superada por otras de sus obras mucho mejor cocinadas. Gira en torno a unos extraños sucesos que acontecen en los alrededores de Londres cuando en diversos tanatorios algunos cuerpos empiezan a aparecer en posiciones diferentes a como se dejaron. Poco a poco los cambios se van haciendo mucho más evidentes hasta que terminan por desaparecer varios cadáveres. Un detective de Scotland Yard lleva a cabo una investigación para descubrir tanto al perpetrador como revelar el motivo que se oculta detrás de estos demenciales sucesos. En sus pesquisas es ayudado por un científico de renombre que propone una teoría que explica el extraño patrón que siguen los hechos, pero a los ojos de un observador tan racional como el detective resulta tan absurda y carente de sentido que sólo puede indicar una cosa: el científico se encuentra detrás de todo. Al igual que en su obra más conocida, Solaris, La investigación esconde un mensaje. Mientras que en aquélla todo gravitaba en torno al posible fracaso de la ciencia humana a la hora de comprender aquello que supera nuestra limitada capacidad de entendimiento, aquí juega a darnos la misma lección de humildad pero desde un punto de vista más cercano, más aplicable a nuestra vida cotidiana. Lem nos sugiere la posibilidad de que una teoría no pueda explicar convenientemente toda una serie de sucesos que aparentemente siguen un determinado plan. Éste mensaje parece más que claro al llegar a su final, pero el medio que Lem construye para llevarnos hasta él (la historia) es, en este caso mucho, menos satisfactorio que en su obra maestra. Su fracaso reside en la completa incredulidad que despierta toda la explicación que realiza el científico asesor, tanto por lo descabellada que resulta como por ser tomada como cierta por alguno de los personajes, que en el mundo real hubiesen recomendado el internamiento en un sanatorio mental del absurdo mentecato. Este fiasco hace que el mensaje que Lem nos quiere mandar quede tocado de origen y se devalúe bastante; cuando un narrador no resulta convincente incluso hasta lo más evidente que quiere comunicar pierde parte de su fuerza . Aun así se lee con interés y la voz de Lem siempre está ahí para soltar algunas ideas geniales en torno a la condición del ser humano y sus limitaciones. |
© Ignacio Illarregui Gárate 2002
Este texto no puede reproducirse sin permiso.