Limpieza de sangre 
Arturo Pérez Reverte
Alfaguara
1997
1ª ed en bolsillo 2001
Serie del Capitán Alatriste 2
262 páginas
Ilustración de Joan Mundet

Limpieza de sangre es la segunda novela (de seis previstas) escrita por Arturo Pérez Reverte con el Capitán Alatriste como protagonista. En su momento, cuando apareció la primera, la leí nada más llegar a las librerías y aunque dejó en mi un buen sabor de boca no me interesó lo suficiente como para seguir el resto de las peripecias del espadachín cartagenero por las calles de Madrid y, posteriormente, los más célebres recovecos del entonces todavía gran Imperio Español. Sin embargo la reciente aparición en edición de bolsillo de las dos primeras novelas me recordó que de vez en cuando viene bien dar una segunda oportunidad y he retomado su lectura allá donde lo dejé. Y aquel sentimiento encontrado que despertó en mi la primera obra ha renacido de nuevo con la lectura de su continuación, en la misma línea que aquella y que gustará a todos los seguidores de las novelas de capa y espada.

¿A qué se deben los sentimientos encontrados a los que me refiero? No son muy difíciles de explicar. Reverte es un narrador competente que sabe perfectamente tejer un argumento atrayente, capaz de crear unos personajes con suficiente carisma como para hacer que te intereses por lo que cuenta, y que tiene unas firmes convicciones personales (muchas de las cuales comparto) que salen a relucir en casi todo lo que escribe, cosa que no es necesariamente mala.

Sin embargo el problema aparece cuando estas ideas se apoderan por completo de la narración y Reverte habla por boca de sus personajes, transformando la historia en una disgresión sin mucho sentido que no conduce a otro sitio que a dejar claro lo que piensa sobre las cosas, fundamentalmente de la España que ahora vivimos. Porque Reverte utiliza la España del siglo XVII como metáfora de la España de hoy para explayarse a gusto con todos los aspectos de ella que no le gustan. Este hecho, en muchas ocasiones enriquecedor, se acaba transformando en algo insufrible cuando continuamente repite conceptos que ya había dicho varias páginas antes y que son el colmo de la redundancia.

Afortunadamente Limpieza de sangre no se limita a ser esto sino que juega con unos elementos mucho más interesantes. Es una entretenida aventura de espadachines en la que las peleas están narradas con una maestría descomunal y en las que cada reyerta se transforma en un fenomenal intercambio de fintas y estocadas donde la acción rompe la página y aparece ante tus ojos como si las estuvieses contemplando en ese momento.

Ofrece una vista inmejorable de cómo debía ser el Madrid de los Austrias, con sus lances en callejones oscuros, sus posadas y tabernas de mala muerte, sus paseos repletos de carruajes o sus concurridas corridas de toros en la plaza mayor. Permite un breve acercamiento a determinados personajes reales de como Francisco de Quevedo o el Conde Duque de Olivares. Además constituye una buena muestra del funcionamiento del Santo Oficio, sobre cómo controlaba la vida de todo el país y atenazaba desde el más pobre peón de obra hasta los altos cargos del imperio, ilustrando su funcionamiento con un proceso en el cual se juzga al joven protegido de Alatriste, Iñigo, por practicar el judaísmo.

Puede que Reverte sea un escritor excesivo y grandilocuente en su forma de expresarse, pero nadie que haya leído un poco puede negar que atesora un oficio descomunal y sabe hacer legible todo lo que toca. Limpieza de sangre es una digna hija de su padre y acaba siendo una buena novela de aventuras de la que todo el mundo disfrutará si se perdonan los excesos propios de su autor. Yo seguramente dentro de un tiempo pruebe con la siguiente.

© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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