La dama número 13
José Carlos Somoza
Areté
2003
454 páginas
Diseño de portada Ferrán López

Esto de la literatura poco a poco se está transformando en una actividad asociada a los productos de lujo. Sí, a todos nos gusta tener un espléndido volumen en nuestras estanterías, con las mejores tapas del mundo mundial, un diseño la mar de cuidado y un interior de alta escuela, con márgenes espaciosos y un tamaño de letra grande, de los que se pueden leer desde varios metros de distancia. Sin embargo todo este "fetichismo" está poniendo el precio de determinados libros lejos del umbral de lo que se puede pagar por ellos. Para aquellos que no nadamos en la abundancia, las ediciones de bolsillo se están convirtiendo no ya en una opción sino en una obligada necesidad, porque no podemos comprar muchos títulos que se venden a más de 21 €. Supongo que a nadie se le ha ocurrido preparar algún tipo de edición un poco más asequible, a imagen y semejanza de los álbumes en tapa blanda que publican ciertas editoriales de cómic, que permiten a los lectores menos pudientes acceder a una buena edición que no es pata negra pero tampoco nefanda, que aspire a perdurar en las estanterías de nuestras bibliotecas mucho más de una década.

Esta reflexión viene a colación de que llevaba tiempo queriendo leer esta novela de José Carlos Somoza, chocando una y otra vez contra la estantería de las tiendas donde la veía; por mucho que quisiese hacer el esfuerzo económico mi religión me prohibía (y prohíbe) pagar los 24 € que cuesta. No nos llamemos a engaño. Tiene 454 páginas pero bien que, a poco que se hubiese jugado con ciertos detalles tipográficos, habría tenido tranquilamente 100 menos. Asimismo se podrían haber retocado un poco los "extras", lo que redundaría en una edición más asequible para el común de los mortales. Menos mal que un colega (va por ti, Manuel) me ha dejado su ejemplar y he podido disfrutar de una de las mejores novelas que he leído en los últimos años.

La dama número 13 es una "actualización" de los cuentos clásicos de fantasmas de finales del XIX, que produce sensaciones parejas a las que debían producir entre sus lectores: estremece y fascina con sensaciones tan primarias como el suspense, el miedo y el horror. Todo ello conseguido a base de insuflar dichos elementos en la vida de unos personajes empotrados en la mediocridad, acechándolos a través de una serie de sucesos que escapan a su capacidad de entendimiento (y la nuestra), muy difíciles de racionalizar, casi imposibles de combatir, y que son, finalmente, el motivo de su perdición.

Contamos con un profesor de literatura en paro, perseguido por una sangrienta pesadilla que le atenaza noche tras noche; una enigmática prostituta de la Europa del Este, hermosísima, controlada por un chulo que no está dispuesto a perderla; un médico de familia entrado en años cuya mujer ha fallecido en un accidente de tráfico; un profesor universitario aficionado a cultivar oscuras relaciones con sus alumnos;... Antes o después, se cruzarán con el misterio de las trece damas, una supuesta "organización" que ha perdurado durante varios siglos y que, a imagen y semejanza de las clásicas musas o las lamias de La fuerza de su mirada, han inspirado a los más grandes poetas para escribir sus mejores versos... abandonándolos más tarde de forma caprichosa.

Somoza participa de la idea de que las personas normales, lejos del heroísmo y la capacidad de superación (cualidades fácilmente observables en la mayor parte de la literatura fantástica proveniente de anglosajonia), pueden elaborar estrategias para buscar respuestas a todo aquello que perturba su vida, pero carecen de la entereza para afrontarlo incólumes cuando su "enemigo" es omnipotente. Eso les hace mucho más cercanos y creíbles, que no inútiles, y engrandece el tamaño de la empresa. El infierno en el que penetran es de los de abandonar toda esperanza, pero ésta todavía perdura; utilizando los medios a su alcance, van tirando del hilo, desentrañando el misterio y buscando una solución esquiva, imposible, volátil... Un camino natural natural, alejado de edulcorantes artificiales.

Pasando a hablar de su estilo, Somoza se muestra ocurrente, certero en las descripciones, preciosista cuando tiene que serlo e incisivo a la hora de describir los horrores y torturas a los que cada personaje es sometido. Puede que la mayor parte de estos no sean excesivamente originales, pero la manera de abordarlos y de ilustrar la presión con la que caen sobre sus "presas" se hace explosiva, traduciéndose en un cúmulo de escalofríos que conducen a un ostensible desasosiego. Sin olvidar que es sumamente ágil y coherente, ni cómo determinados planes maquiavélicos que se trazan al comienzo de la trama se desvelan con suma elocuencia.

Resulta obligada la mención al imaginativo (y demencial) uso que se hace de la poesía, el artificio fantástico de La dama número 13, fruto de una interpretación brillante y llena de significado metafórico (el poder de la palabra para cambiar el mundo y dominar al ser humano), que además trasciende su realidad habitual y se abre a un horror inconmensurable. El poder de convicción de Somoza es tal que se abre las puertas a esa posibilidad, redondeando todavía más la sensación inmersiva a la que antes hacía alusión.

Como siempre, tiene pequeños elementos que no terminan de funcionar, caso de algún que otro comportamiento poco creíble, aunque explicado, demasiado deus ex machina. Y un forzado final que desentona con el rumbo que llevaban las últimas páginas. Pero son sólo eso, asuntillos subjetivos que para nada perturban todo lo anterior. Merece mucho la pena... y más cuando salga en bolsillo.

© Ignacio Illarregui Gárate 2004
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