Astorga - O Cebreiro
31/7/2000 |
Astorga - Rabanal del Camino |
20,5 Km |
Creo recordar que fue a partir de aquí cuando me dio la venada, me convertí en el enviado de Santi al Camino (después la Tierra) y me dediqué a repartir lecciones de humildad a diestro y siniestro. NO HAY QUE DEJAR NINGÚN FALSO PEREGRINO SIN ADELANTAR fue mi grito de batalla. Todo esto, obviamente, en plan de coña, como mecanismo de "defensa" para soltar presión ante todas las cosas que vi los últimos diez días y que no me gustaron ni un pelo.
Es en Astorga donde El Camino empieza a perder un poco de su esencia, donde los pseudoperegrinos empiezan a dejarse notar y a tapar a los auténticos. De esto te das cuenta, sobre todo, en el albergue, donde oyes todo tipo de comentarios a cada cual más idiota. Desde luego a la cabeza del top ten estuvo ese de Yo el año pasado hize el camino desde Ponferrada y me lo pasé tan bien que este año voy a hacerlo desde aquí. Impagable.
Cometimos el error de fijar la hora de levantarnos a las 5 de la mañana. Demasiado pronto para una etapa tan corta como después quedó probado. Pero yo ya llevaba despierto desde las 4:30 debido al ruido de los triscas de siempre. El caso es que a las 6 ya estábamos en movimiento, dirigiéndonos a toda máquina hacia Rabanal.
Fuimos cagando leches, a todo trapo y con el cuchillo entre los dientes. A eso de las 7:45, cuando ya habíamos sobrepasado a todos los que habían dormido en Astorga y en el pueblo que se encuentra 4 Km por delante, paramos nuestros 45 minutos de rigor a tomar el desayuno. Ya convenientemente vitaminamizados y mineralizados retomamos el camino y, de nuevo, adelantamos a todos los peregrinos que nos había sobrepasado. Puedo decir con orgullo que nadie me adelantó hasta el penúltimo día. Y nos plantamos a las 10 en Rabanal los primeros.
En vez de irnos al albergue mucipal, que ya se encontraba abierto, hicimos caso al correcaminos y nos quedamos en el otro albergue, que no abría hasta las 2. 4 horas de cola (eso sí, en cabeza) sin poder ni tumbarnos en la cama, ni afeitarnos, ni ducharnos, ni nada. Me arrepiento un poco de no haber hecho como Alejandro y haberme ido a un prado a dormir la siesta a un prado cercano, pero la charla con el resto de los peregrinos compensó la larga espera. Pero para joder un poco más la marrana, el albergue no era nada del otro jueves.
Y aquí fue donde los que hacían El Camino por motivos culinarios (aunque para conseguir la compostela mintieron como bellacos afirmando que sus motivos eran meramente religiosos) pillaron un cabreo monumental con los catalanes porque no pudieron hincarle el diente al célebre cocido maragato (del que he oído hablar mucho pero todavía no he comprendido en qué consiste) debido a su conocido problema con los horarios.
1/8/2000 |
Rabanal del Camino - Ponferrada |
32,7 Km |
El Camino tiene dos momentos de subida "duros": El mítico Cebreiro, la puerta de Galicia, y La Cruz de Hierro, el puerto que conduce al Bierzo. Este día encaramos nuestro primer coloso, con nuestros ánimos intactos pero un pelín temerosos. No teníamos ni idea de cómo era el puerto. Porque al final tanto hablar de la Crois de Fer para después quedar en agua de borrajas. Una cuesta vulgar de poco más de 6 Km de longitud.
Comenzamos la ascensión de la Crois de Fer en grupeto, en plan arranque etapa alpina del tour. Pero eso no iba conmigo. Dispuesto a demostrar mi inmejorable forma y que la casta cántabro/polaca es superior al del resto de nacionalidades patrias (sean históricas, pseudohistóricas o creadas en el laboratorio), me lancé como un bellaco hacia arriba, marcando el ritmo y dejando a todos menos Iván en las primeras rampas.
El caso es que me encontraba subiendo ya el minicoloso cuando me percaté que no adelantaba a nadie. Esto me extrañó un poco ya que suponía que mi ritmo era infernal. Vi un hito a un lado de la carretera, cogí una piedra, la puse encima y oré: Santi, envíame peregrinos que adelantar. Mi oración fue escuchada. Al doblar la siguiente curva me encontré con mis primeras capturas del día. Santi aprieta pero no ahoga.
En la archiconocida Cruz de Hierro
Después de coronar con 10 segundos de ventaja sobre Iván y 15 minutos sobre el resto del grupo, dejar las pertinentes piedras y sacarnos las fotos de rigor, hicimos una paradita 2 Km más abajo, en Manjarín. En aquel lugar dmora el célebre último "Templario" (también conocido como el último sodomita), que aparte de ser más guarro que Espinete (su camiseta blanca desconoce el poder blanqueante de la lejía) contaba con la asistencia de un acólito bastante borde. Le pregunté por si tenía baño a lo que me respondió de malas maneras diciéndome que con todo el descampado alrededor de su (ultracutre) albergue pues que podía emular a los osos y los ciervos. ¡Toma ya! ¡Viva el espíritu del camino!
Afortunadamente disfrutamos como enanos de los siguientes kilómetros, seguramente lo más bonito de todo el Camino. Y es que la entrada al Bierzo a través de la Cruz de Hierro es algo digno de verse: unos paisajes realmente imponentes a los que sólo falta un poco más de vegetación (los incendios van dejando su huella)
Llegando a Acebal y a Molinaseca hicimos un par de largas carreras realmente antológicas, donde Jose me demostró que llaneando es mucho mejor (en eso soy como el Chava) y en los que quedamos como unos desaprensivos ante el resto de peregrinos. Jode bastante cuando estás hecho polvo ver corriendo a una pandilla de locos por una camino de cabras aullando como índios a punto de asaltar una diligencia.
En Molinaseca hicimos un alto para descansar y disfrutar del bello paraje que hay junto al puente. Allí en el río estuvimos media hora larga con los pies metidos en su interior mientras los más valientes se atrevían a darse un chapuzón en sus gélidas aguas. Y fue comiendo donde el torpe del camarero y su no más avezado capataz, bastante cortucos, demostraron que, aparte de ser España diferente, donde las dan las toman.
Deseando que todas las etapas fuesen como esta nos pusimos rumbo hacia Ponferrada. Jamás olvidaré los últimos 8 Km que hice con Alejandro, con el que finalmente contacté este día. Sí, ya sé que después de tantos días caminando juntos teníamos que habernos conocido antes, pero somos así. Y desde entonces nos une una buena relación. Tiene mucho mérito tener 18 años y lanzarse a la aventura como se lanzó este chaval junto a tanto desaprensivo descarriado.
Son jornadas como esta las que nunca se olvidan y te hacen desear que las etapas no acaben nunca (bueno, tampoco hay que pasarse). La etapa del camino.
2/8/2000 |
Ponferrada - Villafranca del Bierzo |
22,5 Km |
Pura transición para la etapa reina del día siguiente. Y una nueva muestra de nuestro poderío físico. Para calentar la jornada eché un par de carreras con Alejandro y en la segunda me ganó por primera y única vez. Lo que anteriormente era divertido ahora se había tornado en esperpento, no por nosotros, sino por la ingente cantidad de "peregrinos" que poblaban el camino. Antes casi ni los veías. A partir de este punto ya resultó inevitable caminar con gente, que como llevaba sólo tres días estaba puteada y no comprendía que estábamos como una moto. Las miradas comprensivas cambiaron primero a sorpresa y después a desaprobarnos. La "soledad" se había terminado.
El momento supercinco estrellas lo vivimos cuando nos encontramos con el inefable conductor de coche de apoyo que además de ser madrileño, lo parecía. Lugar: Iglesia a la salida de Cacabelos. Contexto situacional: Jose se para a sellar su credencial. Nacho, con las casillas justas para llegar a Santiago, espera junto a Alejandro e Iván en el exterior. Individuo se acerca y se presenta: Hola, me llamo Jorge y estoy conduciendo un coche de apoyo. Literal. Mientras le lanzábamos soterradas miradas asesinas intentó entablar conversación.
Después, nueva exhibición de nuestras credenciales camino de Villafranca en el que asistimos al refinamiento de Somportator a la hora de hacer la entradilla de presentación ante los peregrinos desconocidos, esta vez ante dos semipaisanas suyas (nunca supe si era asturiano de nacimiento, madrileño de adopción o solo se lo hacía). Y arribando a Villafranca reencuentro con Jorge que, ¡cómo no!, ya había dejado el trolebús a la puerta del albergue. ¡Ánimo!, que ya llegáis. El albergue a quinientos metros. Pero hay una cola... Y mi cabeza: Hijo puta. Cabrón. Como te vuelva a ver la furgo te pincho las ruedas, maricón. Además la pobre Inma y Adrián tuvieron que irse al campamento Candy de las tiendas de campaña en las que te asas por el día y te congelas por la noche.
Aquí nos topamos con el grupito de scouts de Valencia que eran una pandilla de memos guiados por unos impresentables. Realmente este día los peregrinos (como alguno me dijo) echaron todavía más de menos a la Piña. Y por la noche, Sodomitas en Villafranca (próximamente en tu página web favorita, con foto y todo)
3/8/2000 |
Villafranca - O Cebreiro |
30,5 Km |
Etapa Reina. Arrancamos prontito por la mañana y nos separamos en dos. Los que fuimos por el monte nos ganamos a pulso el carnet de buenos caminantes (que era lo que decía el cartel de desvío: Sendero para buenos caminantes) mientras que el resto chupaba cuneta por plena N-VI. Lo que se perdieron. Una cuesta antológica de 1 Km que tiraba p´arriba que daba vértigo y unos parajes realmente bonitos, lejos del atronador ruido de la carretera. Yo, Iván, Ale y Jose. Sólo nos faltó Inma para completar el grupeto.
Nos reencontramos con la peña en Vega de Valcarce, donde alguno entró por "error" en el puti del pueblo. Allí nos tomamos un super bocadillo preparado insitu por la tendera del lugar, apodada la jatita, bien cargadito de su jamoncito, su quesito, su lechuguita, su tomatito,... De pensarlo se me vuelve a hacer la boca agua. Lo de la jatita tiene su explicación. Voy a ello.
Sólo de mentar el Cebreiro a los peregrinos les entra el miedo. Así que, como piensan que no van a ser capaces de subirlo, pues prefieren encararlo sin mochila con la ayuda "bondadosos" asistentes que, por un módico precio, te llevan el petate hasta arriba. El más conocido de todos es El Jato, alberguero de dudosa reputación, reconocido pendenciero y que se saca unos duros con esta práctica. ¿Legítimo? Sí. ¿Reprobable? Si hubiese tenido un bazooka cuando su remolque pasó a mi vera...
Vista atrás apunto de culminar el Cebreiro
Y enfilamos camino de la gloria (y del infierno). Paulatinamente la carretera iba picando hacia arriba y el grupo se escindió de nuevo. En cabeza se situó el formado por el que les habla junto a la conexión sevillana, Ale e Inma. Los mejores dispuestos a repartir lecciones de humildad.
Teníamos información de primera mano sobre el coloso. El correcaminos, también conocido como el Abogado D, nos había contado sus peripecias de su anterior ascensión al Cebreiro (pongan acento andalú): Y había dosssssiento jipi ssssssubiendo en fila india el Sssssebreiro.... Y tenía que ser duro si Ale tenía amnesia parcial (su eterna amnesia parcial, válida para cualquier situación) y sólo recordaba que llovía de lado.
Pues sí. Fue duro. Más que por las cuestas, (que sí, que hay un kilómetro hijoputa en el que estuve apunto de echar la tienda de campaña), por los 24 Kms que llevas entre pecho y espalda +12 kilos en la mochila + el sendero para buenos caminantes + los cabrones que no te encuentras...
Porque los 200 jipi subiendo en fila india era ciencia ficción. Allí sólo nos encontramos los mismos cabrones que sentíamos el camino y nos saludábamos todos los malditos días (y unos que iban con bolsas del corte inglés, semihonrados ellos) Eso te hermana todavía más frente a la marabunta que nos esperaba arriba del todo.
Pero gozamos, 6 Kms de sentirme bien, disfrutar de la buena compañía (Karlos, Josefina, los Manchester Boys, aquel señor de Astorga que nos tiró las fotos, Ale, Inma,...), adelantar mis primeros ciclistas, los paisajes, las fotos, las risas, la carrera llegando al O Cebreiro,... Y llegar al albergue y encontrarte la romería montada, la mega cola, los auténticos peregrinos bajando las cacerolas del coche,...
A partir de aquí pensaba que ya lo había visto todo. Cuan equivocado estaba, pues todos los días el camino gallego me mostraba que siempre queda algo todavía más fuerte que supera tu capacidad de sorpresa.
Galicia vista desde O Cebreiro
Por la noche vivimos un momento TDK para haber grabado en video. La alegre cena con Justino, garrapatator, fue uno de esos instantes del camino que jamás olvidaremos. Entramos en un bar del pueblo (Cebreiro tiene más bares y restaurantes que habitantes) y vimos que el tío estaba con Karlos y los Manchester boys. Cuando estos se fueron, como no debía sentirse muy integrado con sus compañeros de lengua, pues se acopló con nosotros (que nos disponíamos a cenar). Y el tío no pidió nada y empezó a comer de nuestro pan mientras montaba el numerito de yanki pasado de vueltas
Música de mi país. De bich bois, yeah. Ai guet arraun..........
Y el pobre Iván, que no lo podía ni ver, sentado a su vera con cara de pócker cagándose en todos sus muertos (y en los nuestros). El momento super 5 estrellas aconteció cuando estábamos en la sobremesa decidiendo si al día siguiente llegaríamos a Samos o no. Como no nos poníamos de acuerdo y cada uno expresaba lo que sentía Justino dijo una de esas frases lapidarias que el que las suelta se debería comer con una buena guarnición:
En este país la democracia no funciona
¡Qué pena que la elecciones no hubiesen sido antes del Camino! Lo que me iba a haber reído. Yankis gou jom (algunos)