Cinco días
antes |
La vida de un lector está llena de elecciones entre títulos, autores, géneros, temáticas, editoriales,... Y aunque hoy en día el espectro es mucho más amplio que hace treinta años (es posible conseguir cualquier libro que te propongas independientemente del lugar en el que te encuentres) no se puede decir que haya plena libertad: todavía hay opciones que permanecen fuera del conocimiento del comprador. No sólo por las pequeñas editoriales profesionales, que tienen problemas para colocar su producto en las librerías de todo el país y publicitarlo entre sus lectores potenciales; sino, sobre todo, por las amateurs que, con tiradas de apenas unos centenares de ejemplares y un poder de difusión minúsculo, permanecen en el más inmerecido de los olvidos. Una de ellas es espiral ciencia ficción. Dedicada íntegramente a publicar a autores aficionados al género, la mayoría noveles, sólo se distribuye en una decena de librerías diseminadas por España y cubre una parte considerable de sus ventas por correo mediante suscripciones. Siendo sincero, en una librería, en igualdad de condiciones con el resto, sus libros podrían funcionar porque tienen un acabado aceptable. Buen papel, portada llamativa, encuadernación sólida, lectura cómoda,... Únicamente en la maquetación se nota que estamos ante un libro editado de forma amateur. Y aunque esta novela, la primera de Espiral que leo, me parezca fallida, en ningún momento me hizo sentir como si estuviese perdiendo el tiempo. Cinco días antes es la tercera novela de Carlos Castrosín. En ella entra de lleno en la temática de futuro cercano para situarnos en una España a un par de décadas vista en las proximidades de Benidorn. Allí se ha edificado una inmensa urbe llamada Supra Beni, de unos cuantos centenares de metros de altura y que recuerda a la arcología que Larry Niven y Jerry Pournelle presentaban en Juramento de fidelidad. A esta inmensa ciudad vertical acude Jaime Ballard, un inspector de policía que acaba de salir de un hospital después de un dilatado internamiento. Superviviente de un atentado con bomba y antiguo adicto a la cocaína rex, investiga la reciente muerte del Primer Teniente de Alcalde, que antes fue violentamente torturado. No se puede negar que Castrosín se muestra ambicioso en sus propósitos. A parte de contar con pelos y señales las pesquisas que Ballard y los miembros de la policía de Supra Beni realizan, ofrece un vistazo de cómo vive la sociedad de ese futuro "a cinco minutos vista", incluso a nivel costumbrista, y ahonda en los problemas personales del protagonista. Y en principio su propuesta invita al optimismo. Estamos hablando de una historia que no se desarrolla en "anglosajonia" sino que el objeto central de su reconstrucción es la propia España, algo nada común en el género. No obstante la mayoría de situaciones "externas" que plantea no son convincentes por ser escasamente originales (ese SAV que recuerda demasiado a otras pandemias tan explotadas en la actualidad), científicamente nada plausibles (¿importar agua de Marte? ¿No sería más rentable desalinizar el agua del mar?) o del todo increíbles (¿alguien se imagina que el rollerball acabara supliendo al fútbol como fuente de las bajas pasiones de los españolitos de a pie?). Una pequeña porción de esta incredulidad viene del propio protagonista y de su nombre, nítido homenaje al gran escritor británico, fuera de contexto (¿porqué apellidarlo Ballard? ¿No era España?),que saca un poco más al lector del mundo que se intenta construir. Centrándome en el escenario fundamental de Cinco días antes, Supra Beni, su descripción deja mucho que desear. Resulta confusa y se hace complicado visualizar cuál es su aspecto definitivo, quedando en la memoria como un cúmulo de edificios, plazas, ascensores y carreteras colocados de un modo caótico y nada claro, justo en las antípodas de los grandes edificios creados Niven y Pournelle o Silverberg, mucho mejor urdidos y comunicados. La faceta en la que destaca Castrosín es en el desarrollo del thriller policial que, si no fuese porque aparece y desaparece entre los otros temas como un Guadiana de múltiples ojos, daría un mayor interés a la novela. En él aborda con acierto un asunto de plena vigencia como es el de la corrupción política en los ayuntamientos y gobiernos locales, donde el dinero negro y los oscuros intereses campan a sus anchas. Incluso la parte final, cuando por narices se tiene que centrar en el núcleo de la trama, todo se revela con un pulso apreciable y llega a sorprender, aun a sabiendas de que fuerza en exceso la credibilidad del lector. Sin embargo, en todo momento, Cinco días antes denota un síntoma alarmante en cualquier narración: necesita una corrección total. Primero de estilo: el texto está mal puntuado, hay muchas frases construidas de forma deficiente y abundan las reiteraciones. Pero también una intensa depuración narrativa; la historia tiene decenas de pasajes que no le permiten gozar nunca de un ritmo interno. Escenas como cuando Ballard acude a cenar a casa de uno de sus compañeros, sus incontables paseos por la ciudad, los capítulos que cuentan sus pensamientos previos al sueño de cada noche,... están de más y acaban repercutiendo en la historia, que intenta abarcar mucho más de lo que el autor está capacitado para asir. Al final, queda claro que Cinco días antes es un libro amateur y anecdótico que dudo mucho atraiga a los lectores de ciencia ficción patria. Una pena porque había madera para haber creado otra cosa. |
© Ignacio Illarregui Gárate 2003
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