Eco alrededor de sus huesos
Thomas M. Disch
Nueva Dimensión
Echo round his bones
1967
1978
Traducción
Marila Estévez
148 páginas
Ilustración de Enrique Torres

Cuando un autor alcanza con alguna de sus obras elevados grados de excelencia, a los ojos de los lectores escinde su producción en dos divisiones: las de empaque, que lucieron al mismo nivel, y las llamadas "obras menores", que abarcarían desde los bodrios infumables hasta las que están bien pero les faltó algo para resistir la comparación de las primeras. Sin embargo esta etiqueta tiene un matiz peyorativo que la hace altamente injusta. Tomemos como ejemplo esta novela. Dentro de la producción de Disch, en la que hay presentes obras maestras como 334, Los Genocidas o En alas de la canción (de próxima publicación por parte de Bibliópolis), puede que no esté al mismo nivel pero de ninguna manera es un título menor. Conceptual, argumental y narrativamente resulta más que estimable y únicamente le faltan unas pequeñas puntadas para llegar a la altura de los libros citados anteriormente.

Eco alrededor de sus huesos recuerda mucho a El laberinto de la luna de Algis Budrys, publicada unos años antes y que utilizaba elementos similares para diseccionar la personalidad de sus personajes y reflejar una idea tan inquietante como la fascinación por la muerte. El hecho diferencial, y el pequeño triunfo de Disch, radica en que dedica una parte apreciable a explotar la herramienta en torno a la cual construye su historia. Mientras que en la novela de Budrys el laberinto de la luna no era más que un simple ítem puesto ahí para permitirle ahondar en la psicología, aquí la teleportación sirve para jugar con una serie de ideas de fondo muy bien llevadas.

La novela empieza con Nathan Hansard, oficial del ejército de los EEUU, viajando a la Luna en un teletrasportador, con un mensaje que augura la total destrucción de la humanidad en cinco semanas cuando saldrán disparados todos los misiles del arsenal hacia sus blancos en la Unión Soviética. Sin embargo algo sale mal y Hansard no abandona la Tierra, quedando transformado en una especie de fantasma intangible que no puede relacionarse con el mundo real al que asiste como mero espectador. Pronto descubre que no es el único preso de esta situación y se verá forzado a luchar por su supervivencia. Su nuevo estado no impide que tenga que satisfacer sus antiguas necesidades materiales (comida, bebida,...) y se verá forzado a competir con otros por los pocos recursos a su alcance.

La exploración de su nueva condición recuerda levemente a la típica historia Robinsoniana de adaptación a la soledad y cómo salir adelante en un ambiente hostil, con un tono descarnado, como siempre es habitual en Disch, aderazado con el total desconocimiento sobre su situación: ¿está muerto? ¿puede volver a su anterior situación? También incide en el aspecto de conservación de los antiguos códigos morales cuando la realidad borra por completo la sociedad para los que estaban pensados.

Y cuando vas por la mitad, cuando todo parecía que iba a ir por este camino, cambia por sorpresa de dirección y transforma Eco alrededor de sus huesos en un compendio de la mejor literatura especulativa uniendo con inteligencia temas tan variopintos como la naturaleza de la propia realidad, la posible existencia de universos paralelos, el pensamiento católico (presente en otras muchas de sus obras), o problemas tan acuciantes en el año en que fue escrito como la guerra fría, el miedo a un conflicto nuclear o la guerra de Vietnam. Esto le aporta a la novela una riqueza inmensa que la refuerza todavía más, sobre todo si se tiene en cuenta que el conjunto está perfectamente urdido y expuesto con una claridad meridiana.

Curiosamente uno de sus puntos débiles está en la propia personalidad de Hasard, muy gris y con un demonio interior relacionado con las atrocidades que cometía el ejército norteamericano en el sudeste asiático que, leído hoy en día, no resulta para nada impactante. Por otro lado se nota demasiado que después de lo ocurrido con Los Genocidas y su durísimo desarrollo, a Disch le tocaron (o se "tocó" a sí mismo) para que cuidase un poco este aspecto, ya que tanto la solución que se plantea a la amenaza del armaggedon como el final feliz con el que culmina chirrían levemente, llegando también a ser ligeramente confuso.

A pesar de esto, Eco alrededor de sus huesos queda como una muy buena novela precursora de la nueva ola que en nada desmerece a los grandes títulos de Disch y que estaría bien que alguien pensase en reeditar, no sólo por aumentar su difusión sino para retraducirla de nuevo por alguien un poco más capaz. Pero dado su limitadísima extensión y el escaso predicamento de su autor me da que este deseo es tristemente vano. Y así nos luce el pelo.

© Ignacio Illarregui Gárate 2003
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