Jinetes de la antorcha
Norman Spinrad
Ediciones B
Riding the torch
1974

Julio de 1987
Traducción Jordi Mustieles

190 páginas
Ilustración de cubierta Jordi Taché

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Narrativamente, leer una novela hard se ha convertido en algo rutinario. Cronopaisaje, la trilogía de Marte de Kim Stanley Robinson, las soporíferas novelas de Greg Bear o los entretenidos culebrones de Robert Sawyer se limitan a repetir una serie de clichés que son más o menos entretenidos en función de la agilidad de su narrador y las ideas en las que trate de profundizar. De ahí que Jinetes de la antorcha me haya sorprendido. Es una gran novela que entronca con esta corriente y que, a su propia manera, busca soluciones diferentes, defendiéndose como muy pocas en el terreno literario sin perder su potencial especulativo.

Su argumento se desarrolla después de que el ecosistema terrestre fuese destruido. Los restos de la civilización humana viaja por el vacío sideral en busca de un nuevo mundo. En su migración utilizan naves estatocolectoras, gigantescas construcciones que utilizan el hidrógeno que absorben por la parte delantera como combustible de sus reactores de fusión. Los hombres en su interior pasan el tiempo enfrascados en todo tipo de actividades ociosas, siendo capaces de "integrarse" con alguno de sus congéneres para acceder a sus sensaciones, recuerdos o conocimientos. Una de sus pasiones más grandes son los llamados sensos, representaciones dramáticas que se experimentan a través de la "integración" y que encumbran a sus realizadores más capaces a la misma categoría que tienen entre nosotros los dioses del cine.

Jofe D´mahl es un autor sensos a punto de estrenar "Los holandeses errantes", que habla de la situación que vive la humanidad, siempre hacia adelante pero sin más esperanzas que encontrar un planeta que no parece existir. Justo antes de su exhibición se anuncia el descubrimiento de un nuevo planeta donde podría ser posible la vida. A D´mahl, bastante dolido porque le hayan hecho sombra a la que creía su obra maestra, le ofrecen la oportunidad de viajar con los "sorbevacíos" (exploradores encargados de verificar esa información) y crear un senso sobre su labor. El viaje cambiará su visión sobre el mundo humano al entrar en conocimiento de una verdad que se transformará en el núcleo de su próxima creación.

Llama la atención que algo tan complejo ocupe poco más de 120 páginas que ni se hacen confusas ni densas. Quizás porque Spinrad utiliza con habilidad todos sus recursos para sacar el máximo partido a la extensión tipo de la novela corta, algo que ningún autor hard ha realizado después con ideas de la misma entidad. Lejos de caer en el tópico de explicar el estado de la humanidad en su migración a través de conversaciones entre personajes o entregarnos un pormenorizado informe sobre su situación, nos la presenta a través de los dos sensos de D´mahl, que reproducen con el lenguaje la historia que cuentan y los estados de ánimo que inducen en sus espectadores, en una explosión descriptiva pocas veces alcanzada en la ciencia ficción.

Es en estos pasajes donde se encuentra el contenido más interesante del libro. Especialmente en el segundo senso, una parábola incendiaria surgida a partir de la revelación que sufre D´mahl en su periplo con los "sorbevacíos", que se constituye como una de las afirmaciones más bellas de la parte creativa de la condición humana y que de por sí da sentido a toda nuestra existencia. Gran parte de su belleza está en la manera que tiene Spinrad de expresarse al utilizar todo su arsenal nueva olero y crear un estilo visual casi explosivo (para lo que suele ser el género).

Mientras, toda la faceta costumbrista del día a día en la migración está contado de una manera harto creíble sin caer nunca en las explicaciones pormenorizadas sobre cómo funciona cada maldito elemento. Nunca se nos desvela el funcionamiento del motor de fusión, ni cómo funciona la "integración", ni nos pone al día en la química de la vida. Spinrad nos sumerge en un mundo vívido, al principio bastante lejano al nuestro y, sin embargo, fácilmente comprensible a medida que vamos atando los cabos que con inteligencia nos proporciona.

Por esto, Jinetes de la antorcha es una obra crucial en la historia de la ciencia ficción, al convertirse en un efectivo hard contenido y plenamente satisfactoria, ser una orgullosa hija de la new wave, compleja y comprensible, y un pequeño anticipo del cyberpunk, al sugerir con convicción la existencia de una red muy similar al wetware que después han utilizado otros autores como Stephenson.

El libro se completa con tres artículos acerca del contenido científico de la obra, bastante interesantes para el lego en la materia, y un relato de Spinrad, Black Out, acerca de la manipulación de los medios de comunicación, a todas luces prescindible. Ha escrito mejores cuentos y se podía haber aprovechado la ocasión para publicar alguno de ellos.

© Ignacio Illarregui Gárate 2003
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