Magna obra de tiempo
John Crowley
Minotauro

Novelty
1989

Abril de 1992
Traducción de Matilde Horne

214 páginas
Ilustración
Hannele E. Vanha-Aho

Relatos que contiene:

  • El ruiseñor canta de noche

  • Magna obra de tiempo

  • In blue

  • Novedad

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Magna obra de tiempo fue la primera recopilación de relatos que se publicó en castellano de John Crowley y, curiosamente, se sitúa en el polo opuesto a la otra traducida posteriormente, Antigüedades. Frente a la sencillez, concisión y contención de ésta aquí encontramos una mayor sofisticación narrativa, con historias más extensas y ambientes más complejos que rozan mayormente la ciencia ficción. También nos introduce en un Crowley muy cercano a la abstracción de sus novelas, ése que requiere la máxima atención de un lector que, aún poniéndola, es posible que sólo capte la mitad de lo que está contando.

De las cuatro piezas que contiene las más conseguidas son las dos primeras. "El ruiseñor canta de noche", que abre la colección, es una deliciosa fábula sobre la pérdida de la inocencia en la que se rescribe la primera parte del "Génesis" desde un paganismo meditado y resultón. La segunda, "Magna obra de tiempo", que ganó el premio World Fantasy a la mejor novela corta del año 1990, penetra de pleno en el terreno de la ciencia ficción para ofrecernos una enrevesada historia de viajes en el tiempo. Pero desde una perspectiva como sólo Crowley puede ofrecer.

Generalmente los escritores de ciencia ficción han leído mucha ciencia ficción y están completamente influenciados por todo aquello que han leído. Tiran de su baúl de los recuerdos y extraen de él aquello que les interesa para amalgamarlo (o hacer un "homenaje") y montar sus propias historias. Crowley, para bien o para mal, tiene otro bagaje y la mayor parte de sus influencias de género provienen de la proto ciencia ficción, antes de que la literatura pulp explotase a mediados de los años 20 en EE.UU. y condicionasen por completo a los escritores de las 4 décadas siguientes. Así, en "Magna obra de tiempo" tira de dos clásicos como Stevenson y Wells para componer una novela corta formada por cinco escenas diferenciadas que acaban componiendo un complejo cuadro casi decimonónico. Y no lo hace nada mal.

Nos sitúa en el primer viaje en el tiempo, los motivos por los que se llevó a cabo, la aparición de una organización que lo monopoliza para conseguir un propósito "altruista", el reclutamiento de un futuro miembro, se juega con los cambios en el pasado y las paradojas, se exponen sus consecuencias,... Nada novedoso pero enfocado desde una perspectiva muy cercana a un romance científico sin romance, con unas explicaciones del funcionamiento del tiempo deudoras de esa tradición, enrevesadas (justo las que esperaríamos de alguien como Crowley) pero comprensibles, con la dosis justa de hermetismo y un aire pleno de nostalgia. A destacar la enorme flema británica fácilmente observable en su concepción, presente en los escenarios coloniales o en los geniales diálogos, todo un detalle a considerar sabiendo que el autor es un norteamericano puro y duro.

No obstante las otras dos piezas, en mi humilde opinión, quedan bastante por detrás al adolecer de una serie de trabas difíciles de obviar. "In Blue" es una distopía que se desarrolla en un mundo donde una tecnocracia controla por completo los designios de la humanidad a través de la educación y las ideas que se inculcan desde la infancia. Y todos los recursos que se generan se invierten en el ahora, olvidándose del pasado y de gran parte de lo que forma nuestro bagaje cultural. El retrato del hombre perdido, presa de inseguridades y frustaciones, que se hace preguntas que no debería hacerse, es competente. Hay mucha tristeza en sus páginas (de ahí un tanto por ciento elevado del título) y funciona como metáfora de nuestra sociedad y el uso que las oligocracias pueden terminar haciendo de algo que nos pertenece a todos como es la Ciencia. Ahora bien, el discurso que utiliza a Crowley es de un reaccionario que tira de espaldas (la Ciencia no es deshumanizadora per se), su postura demasiado extrema y el conjunto no deja de ser un fallido y confuso constructo que se pasa de abstracto trescientos veintisiete pueblos. Tanto como que parte de él resulta enmarañado, al borde de lo ininteligible.

Mientras "Novedad" es un ejercicio de ideas puro y duro, un cúmulo de obsesiones que el autor pone por escrito acerca de su manera de afrontar el hecho creativo y los conceptos que esporádicamente pasan por su cabeza, que después pueden cristalizar en sus obras. Está únicamente orientado para los seguidores más acérrimos. Para el resto seguramente quede como pura masturbación mental.

Haciendo balance, Magna obra de tiempo queda sólo como un libro recomendable para aquéllos que disfruten especialmente con este autor. El resto mejor que comience por algo más asequible como la propia Antigüedades o esa Obra Maestra que es Pequeño, grande.

© Ignacio Illarregui Gárate 2004
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