Gipsy II: Fuego en Siberia

Guión Smolderen
Dibujo y color Marini
Norma editorial

Gipsy 2: Les feux de Sibérie
1994

Marzo de 2001
Traducción y rotulación Agut
56
páginas
Ilustración Marini

Unos meses después de la aparición del primer álbum nos llega esta segunda entrega y la impresión no ha variado demasiado. La estrella del gitano era un volumen básicamente de presentación en el que todo era muy lineal y servía únicamente para introducirnos en la historia. Ahora la trama se diversifica un poco con la introducción de nuevos personajes para hacerla menos lineal y enriquecerla un poco. Eso sí, casi todo muy previsible y poco sorpresivo.

Recogemos a Tsagoï y su hermana donde se habían quedado, viajando por la transpolar con un camión lleno de armas para entregarlas a los rebeldes mongoles. Una traición deja a los hermanos sin camión en medio de la estepa siberiana y casi al borde de la muerte. Pero, ¡cómo no!, siempre hay alguien cerca que puede sacarles las castañas del fuego (para caer en las proverbiales brasas) Además se deja entrever cuál va a ser el devenir de los acontecimientos de los próximos álbumes, apuntando claramente en dos sentidos: Qué se esconde detrás de la desaparición de la heredera de la corporación Selmer y la reistauración del joven zar en una Rusia venida a menos.

Smoldoren es un guionista bastante clasicote. Quizás para librarse de esta imagen abusa demasiado de los elementos sexuales que, en algunas ocasiones, no aportan nada nuevo a lo ya narrado. Como si por meter mucha teta y culo o por mostrar una relación lésbica fuese a parecernos más moderno. Sin embargo está francamente acertado en el tempo que le proporciona a la historia, intercalando elegantamente las diferentes tramas secundarias que poco a poco empiezan a confluir. Y junto a Marini realiza una sobresaliente caracterización de los personajes, quedando bien delimitados en pocas viñetas.

Si sólo fuese por esto, y viendo el precio, Fuego en Siberia parece un tebeo del montón apto exclusivamente para fans de las road movies y de la BD en general con ganas de dejarse los cuartos. Pero Gipsy tiene algo más. Enrico Marini. Y es que comparando este álbum con el anterior se puede ver como mejora casi viñeta a viñeta, ganando en confianza tanto narrativamente (se le nota mucho más suelto) como en el tratamiento del color. Además se le ve que va afianzando progresivamente su estilo, alejándose del fiel calco de Otomo que era en La estrella del gitano. Sigue fusilando por doquier, pero de forma mucho más atenuada.

El problema que tiene la compra de este tebeo es su desajustada relación calidad precio. En la mano de cada lector está el valorar si merece la pena gastarse tan elevada suma en un tebeo que ofrece una aventura correcta, eso sí excepcionalmente ilustrada.

© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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