Jhereg
Intriga en el Castillo Negro

Steven Brust
Martínez Roca
Jhereg
1983

Traducción Eduardo G. Murillo
214 páginas
Serie de Vlad Taltos 1
Ilustración Stephen Hickman

Esta es la novela que inicia las peripecias de Vlad Taltos, una serie de fantasía heroica ambientada en escenario urbano que recupera el aire de las aventuras de capa y espada pasándolo por un fuerte ramalazo de literatura hard boiled, con sus bajos fondos, señores del crimen, intriga, intentos de asesinato, traiciones, violencia desatada,... Y aunque curiosamente comienza con un prólogo que cuenta un hecho fundamental en su vida, como es el encuentro entre Vlad y su familiar Loiosh, poco nos dice de su pasado al situarnos de lleno en su vida como pequeño señor del crimen en la ciudad de Adrilankha, una suerte de la Lankhmar de las aventuras de Fafhrd y el Ratonero Gris y el Imryrr de Elric de Melnibone.

Al igual que el resto de las novelas que han salido hasta ahora en castellano (sólo las tres primeras), estamos ante un libro autocontenido que a pesar de la evidente continuidad entre unos y otros cuenta una historia que se puede disfrutar sin necesidad de leer el resto, algo muy extraño en el mundo de la fantasía heroica actual.

Aquí Vlad tiene que desenmascarar y acabar con un individuo que desea provocar el descrédito de los Jhereg, la casa de la sociedad dragaerana a la que pertenece, que se ha escondido bajo el techo de uno de sus mejores amigos, que tiene la obligación de protegerle al encontrarse atado a las leyes de la hospitalidad. De ahí el subtítulo de intriga en el Castillo Negro. ¿Cómo conseguirá Vlad sacar al traidor del lugar sin que alguien lo mate antes?

La aventura, como es habitual en los libros de Vlad Taltos, es muy entretenida y se lee de una sentada. A esto contribuye de manera notable el estilo de Brust, cimentado en unos diálogos rápidos y certeros que hacen avanzar la trama con auténtico desenfreno. Las conversaciones se suceden con agilidad y rara es la página en la que no hay líneas de diálogo. Sin embargo en el punto fuerte también está la debilidad de Jhereg. Ésta es la primera novela de Brust, la primera vez que el lector penetra en Adrilankha y el primer contacto con su extraña sociedad y las vivencias de Vlad Taltos, un cúmulo de circunstancias que demandaban un poco de sosiego a la hora de desarrollar la historia. Pero por momentos la narración llega a ser tan cinética que ni leyendo los párrafos 3 veces descubres qué ha ocurrido o qué oscura costumbre de la sociedad dragareana supone un problema para que se pueda realizar el plan previsto.

De ahí que me parezca inferior a la siguiente novela, Yendi, también trepidante pero con un punto de tranquilidad que redunda en una mayor eficacia. Aun así es una lectura ideal para los que gusten de libros de fantasía divertidos un poco diferentes a lo acostumbrado. Brust ofrece justo lo que promete, aventura sencilla, lo que no es moco de pavo en estos tiempos de flamantes herederos de Tolkien, Howard o Leiber que no llegan a torpes aprendices de Moorcock.

© Ignacio Illarregui Gárate 2003
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