Teckla
Revuelta en Adrilankha

Steven Brust
Martínez Roca
1995
Teckla
Traducción Eduardo G. Murillo
187 páginas
Serie de Vlad Taltos 3
Ilustración Stephen Hickman

Después del impacto que me causó la anterior novela del ciclo (primera novela de Steven Brust que leía) me he lanzado rápidamente sobre su "continuación" (lo pongo entre comillas ya que todos estos libros se pueden leer independientemente, aunque lo disfrutas más si los lees todos). Y aunque me ha parecido un poco inferior, es otra de esas novelas con las que disfrutas como un enano mientras la lees.

En Teckla todo gira en torno a una conato de revuelta promovida por los orientales (humanos) y los Tecklas (dragaeranos) que forman el estrato más bajo de la sociedad dragaerana (son los encargados de las labores más serviles del Imperio). La mujer de Taltos, Cawti, se involucra entre los dirigentes de ese pequeño intento revolucionario con el consiguiente cabreo de Vlad, al que no le gusta un pelo que su mujer arriesgue la vida para conseguir unas mejoras sociales que le parecen imposibles de alcanzar.

A destacar de nuevo el ágil estilo de Brust y su facilidad para sumergirte en el exótico ambiente de Adrilankha, volviendo a dar a las vicisitudes de Vlad Taltos un ritmo chispeante, haciendo que las páginas pasen solas por debajo de tus ojos sin que puedas levantar la vista ni por un instante.

El problema viene por la parte de los personajes secundarios, mucho más grises que los de la anterior novela. Si en Yendi destacaban los dos señores dragón para los que trabaja Vlad o algunos de los subordinados de éste, aquí los primeros ni aparecen, los segundos pasan a un segundo plano y toman protagonismo unos revolucionarios mucho menos vivaces, sin tanta enjundia y que llegan a resultar un tanto aburridos.

A pesar de este pequeño lastre Teckla constituye un recomendable divertimento al que todo lector debería darse después de unas cuantos libros durillos. Parece mentira que existiendo novelas como ésta haya gente que en verano prefiera llevarse a la playa ese paquete mortal titulado Los pilares de la Tierra...

© Ignacio Illarregui Gárate 2000
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