La noche roja
León Arsenal
Pulp Ediciones

Mayo de 2003

155 páginas
Portada de Qeu Nümura

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Resulta ilusionante el estado actual del mercado de la ciencia ficción hispana, reactivado después de 20 años de pulular sin rumbo y con una clara apuesta por la calidad literaria por encima de la cantidad. Cierto es que todavía gran parte de los libros que se publican se realizan desde el amateurismo y la falta de medios, pero al menos se atisban caminos para que los autores de literatura fantástica empiecen a ganarse algo más que unos duros por su trabajo. Y que puedan ver sus libros en puntos de venta situados en todo el país, sin verse reducidos a distribuciones marginales que sólo alcanza un público capitidisminuido.

Una de las editoriales que parece estar apostando fuerte por nuestros escritores es Pulp Ediciones. A los libros ya publicados de Ángel Torres Quesada o la colección de relatos definitiva de Rafa Marín, une ahora una nueva colección que con el nombre de Gotas, editada a medias con la asociación madrileña Metrópolis Milenio, pretende publicar novelas cortas de autores hispanos de todo tipo: consagrados, figuras en ciernes o desconocidos en busca de reconocimiento. Para sus tres primeros títulos ha apostado sobre seguro y ha tirado de tres nombres como Javier Negrete, Daniel Mares y León Arsenal, repescando dos novelas ya publicadas en el pasado (de forma testimonial), Estado crepuscular y Seis, y una novedad, esta La noche roja que ahora comento.

Antes de valorar un poco sus virtudes y defectos he de confesar que mi opinión está muy mediatizada por mi reciente relectura de Besos de alacrán y otros relatos, un libro que recoge toda la obra corta de Arsenal anterior al año 2000 y que me parece una lectura muy recomendable; resume a la perfección los valores de este autor madrileño poseedor de un estilo muy personal y atractivo. ¿Por qué digo que mi valoración está mediatizada? Simplemente porque al tener su recuerdo muy presente me he dado cuenta con mayor facilidad que La noche roja es un mero remake de parte de sus relatos. De hecho, su argumento es una mezcla descarada de la atmósfera de En las fraguas marcianas, aunque ha desaparecido la atractiva cultura marciana que en ella se describía, y la trama El agente exterior.

Al planeta Ercunda, un exótico mundo con días que duran 48 horas, llega Cosmos a Moa, agente terrestre a la busca de Gruu Muna, un agitador social que ha causado mil y un tropelías en varios mundos. Su caza se convierte en un hecho más complicado de lo pensado debido a los peculiares poderes del fugitivo. Después de unas modificaciones sufridas en un laboratorio ha ganado la extraña habilidad de preveer y provocar el futuro que más se acomode a sus propósitos, indagando entre las diferentes alternativas que se presentan y manipulando de forma muy leve elementos de escasa importancia que terminan desencadenando aquello que desea (algo sacado de Cuarentena de Greg Egan). Para auxiliar a a Moa en su misión aparece la figura de Cigal Fastul, personaje a sueldo del gobierno de Ercunda y cuya misión es facilitar la vida a los exteriores que llegan al planeta.

La noche roja es un libro fiel a la tradición aventurera en ambiente exótico a la que Arsenal aporta su peculiar forma de contar historias, sus personajes contenidos, casi miméticos y un pelín planos, y ese aire a historia de frontera que recuerda a películas como Lone Star de John Sayles o El último hombre de Walter Hill. Ercunda es un planeta donde todo el mundo va armado para mostrar su poder, con polvorientos pueblos en los que los tiroteos te pueden sorprender en plena calle, y periódicos baños de sangre en los que se cambia el dictador de turno.

Y aunque la descripción del planeta y su sociedad están muy logrados, y la aventura avanza con un apreciable pulso, se nota que muchas de las situaciones están alargadas más de la cuenta. En las primeras 100 páginas hay 3 o 4 tiempos muertos innecesarios que se podían haber depurado para conseguir una historia más trepidante, que después de todo es una novela de aventuras y a veces es aburridilla. Esto me hace pensar que con 50 páginas menos en vez de tener una aceptable historia tendríamos algo a la altura (si no superior) a los relatos de los que está construido. Por cierto, que la prosa es en momentos puntuales descuidada, con unas secuencias de acción mal resueltas, palabras mal colocadas en algunas oraciones, ses de más,... a lo que hay que añadir fallos tipográficos no triviales. En conjunto no molesta, pero inevitablemente surge la pregunta de si alguien más, a parte del lector, se ha leído lo que el autor ha enviado.

No obstante, no quiero dejar con la sensación de que es un mal libro. La noche roja es una lectura agradable que ofrece justo lo que promete y que cuenta con algo no muy común en este tipo de aventuras. En las últimas 40 páginas hay varios momentos anticlimáticos que resuelven situaciones aparentemente previsibles de una forma diferente, ofreciendo una alternativa sensata alejada de la espectacularidad típica que se espera de estas historias. Tampoco conviene olvidar que el formato (similar al de la fenecida Bibliópolis Estelar) es coqueto: tamaño de bolsillo, papel agradable, buen tacto,... Quizás se echa en falta un margen interior un poco más amplio para no forzar tanto el libro durante su lectura, pero parece robusto. Por 6 € tampoco se pueden pedir milagros.

© Ignacio Illarregui Gárate 2003
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