Esencia oscura |
Tim Powers es un especialista en reelaborar hechos históricos utilizando la fantasía para explicar los acontecimientos que de verdad sucedieron. En este caso elige el sitio de Viena por las tropas turcas en 1529 como fondo del teatro en el cual colocar sus personajes y hacerlos funcionar como motor de dichos sucesos. Esencia oscura cuenta la historia de Brian Duffy, un soldado de fortuna que es contratado en Venecia por Aureliano, un enigmático anciano dueño de una célebre cervecería Vienesa, para ejercer de vigilante del local. Durante su viaje hacia la ciudad Duffy es atacado por desconocidos y ayudado por todo tipo de seres mitológicos, porque él es la reencarnación del rey Arturo que ha vuelto para proteger occidente de la amenaza turca. Hacía ya ocho años que no leía un nuevo Powers y ahora que he recuperado ese placer me he visto "atacado" por sentimientos encontrados; después de haber degustado obras como Las puertas de Anubis o En costas extrañas, Esencia Oscura sabe a poco. No porque sea mala, que no lo es, sino porque tiendes a compararla con lo leído anteriormente y, lamentablemente, no resiste dicha comparación. Esencia Oscura es la primera novela seria de Powers (por lo que parece sus dos primeras novelas no dejan de ser meramente anecdóticas), escrita cuando todavía contaba 25 años y se encontraba en esa fase de aprendizaje por la que todo escritor tiene que pasar. Y eso se nota demasiado. Algunos personajes, a pesar de resultar interesantes en principio, llegan a hacerse odiosos a medida que transcurren las páginas. Lo mismo ocurre con la historia que muchas veces no es más que una sucesión de peleas y escenas de bar en las que el personaje se dedica a: recibir heridas, despachar a sus enemigos y ponerse ciego de cerveza, todo esto entre conversación y conversación. Por último está la voz del Narrador, que aunque ya deja ver la maestría de sus posteriores novelas todavía es por momentos balbuceante y muy irregular. En el lado positivo tenemos, como siempre, la mente caleidoscópica de Powers, esa coctelera en la que mezcla en este caso seres imposibles, el mito del rey pescador, magia druídica, alcohol (toda una declaración de principios ese Si los cristianos tenemos nuestra cerveza, con el que comienza la novela), el sufrimiento físico y psíquico del protagonista, y sobre todo talento, mucho talento. Esencia oscura no deja de ser una novela de aventuras que, a pesar de todos sus defectos, funciona: se lee con facilidad y resulta muy entretenida, ideal para pasar una tarde de domingo en la que no haya nada que hacer. Por eso, a pesar de parecerme fallida, quiero recomendártela. Porque si no has leído a Powers es un buen lugar de comienzo. Y si ya lo has hecho podrás reencontrarte con un viejo amigo con nuevas y fascinantes historias que contarte. |
© Ignacio Illarregui Gárate 2000
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