Gigamesh 43 Relatos que contiene:
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El último número de Gigamesh, sin igualar la calidad de los dos números anteriores, mantiene la tendencia marcada y afianza su posición como mejor revista de género publicada en España durante la última década y media. En este caso con unos contenidos centrados en la literatura fantástica, principalmente ciencia ficción, y el sexo.Lo más destacado sin duda son los relatos. Abre la revista "Agenesia congénita de la ideación sexual, por K. N. Sirsi y Sandra Botkin", de Raphael Carter, ganador del premio Tiptree, Jr. de 1998, muestra de lo que se podría llamar ciencia ficción hiperreal. Corriente que, de existir y denominarse así, tendría un par de muestras en el relato de Ted Chiang (posterior) "¿Te gusta lo que ves? (Documental)" o en, un paso más lejos, la bufonada "Hombre de acero, mujer clinex" de Larry Niven. Carter ha construido un artículo como el que podríamos leer en una revista de investigación de fuste acerca de una desviación genética que, simplificando, impide a los individuos que la poseen distinguir el sexo de las personas que están ante ellos. Sin personajes, con un lenguaje técnico tan elaborado como equilibrado, desgrana la investigación realizada por un neurólogo y una psicóloga de lo que se cataloga como una anomalía cerebral y que esconde bastante más. Ese plus adicional entronca con el hilo conceptual que Juanma Santiago, el editor de la revista, ha creado entre la mayoría de los contenidos: responder a la pregunta ¿cuántas formas de ver y vivir la sexualidad existen? Aunque lo que más me ha llegado es la crítica que Carter hace de la visión unívoca fundamentalilsta de la realidad. Como plato fuerte contamos con un relato de Robert Silverberg publicado en1973, "En grupo", que aborda un futuro en el los seres humanos han erradicado las relaciones monógamas y forman grupos de seis hombres y seis mujeres para explotar el sexo compartido. Sexo que experimentan sólo dos de ellos y a los que los demás se conectan para participar y disfrutar de todas las sensaciones liberadas durante el contacto. El protagonista, enamorado perdidamente de una de las mujeres del grupo, intenta hacer todo lo posible porque ella acceda a satisfacer sus deseos y cambiar su modo de vida, aunque sin demasiado éxito. Resulta chocante que habiéndose publicado la mayoría de los grandes relatos del decenio mágico de Silverberg "En grupo" estuviese inédito. Sin ser una obra maestra y con un regusto carca (no se entiende que la heterosexualidad sea la única opción), recupera el tono de sus mejores historias en las que explotó el descontento de un personaje que, a contra corriente, se rebelaba contra las costumbres establecidas y desea expresarse con plena libertad, visto en novelas como Tiempo de cambios y relatos como "Ismael enamorado" o "Ver al hombre invisible". Además el protagonista, lejos de caer en el clasicote enamoramiento romántico, cortés y honorable, se comporta de forma hosca, posesiva, caprichosa, dominante,... Como colofón se incluye un ensayo crítico sobre este relato escrito por Pere Gallardo, director del departamento de Filología anglogermánica de la Universidad Rovira Virgili de Tarragona, publicado (al loro) en el número 83 de Foundation, probablemente la publicación crítica más importante que tiene como objeto la ciencia ficción. Uno no deja de sorprenderse ante lo limitado que es el mundo aficionado aquí en España cuando tenemos a gente como Pere Gallardo capaz de publicar estudios como éste en una publicación extranjera de prestigio y del que nada se sabía dentro del fandom (bueno, salvo una crítica de La guerra de las salamandras en Gigamesh) El tercer y último relato es "El útero de la noche", de Lawrence Schimel y Billie Shue Mosiman, con una relación más tangencial o, mejor dicho, más superficial con el asunto central de este número 43: la eterna fascinación y atracción que produce el vampiro. Sin embargo, lejos de caer en el amaneramiento y el vulgar refrito que he observado en historias de cierto éxito publicadas últimamente, caso de la serie de Sookie Stackhouse, "El útero de la noche" se sale de la marca con una segunda parte y un desenlace tan efectista como revulsivo. Mientras los ensayos y artículos me han parecido más flojos. Quizás el mejor sea "Ciencia ficción y teoría queer", de Wendy Peterson, que expone entre otras ideas la importancia de la ciencia ficción como vehículo para explorar nuevas formas de sexualidad y cómo le ha ido en esta tarea. Aunque lo he notado desequilibrado: demasiado prolijo en su presentación y escaso en su desarrollo. Con potencia arranca "Los nuevos alienígenas de la ciencia ficción" de Nicola Griffith, una buena piedra de toque para testar cómo ha tratado la ciencia ficción tanto las relaciones heterosexuales como las homosexuales, aunque peca de superficialidad. Cuando llega el momento de poner ejemplos y desglosarlos para apoyar sus argumentos Griffith pasa de puntillas y se esconde en la generalización más fácil. Postura comprensible cuando me he enterado que es el discurso de aceptación del premio Nebula que ganó con Río Lento; no era ni el momento ni el lugar para hacer sangre. Queda el consuelo de que sacó un tema escasamente condescendiente y con intención de zaherir a sus compañeros de profesión. Mientras, el estudio que David Panadero y Jesús Fernández sobre la adaptación que hizo Tony Scott de El Ansia apenas lo he hojeado; ni he visto la película ni he leído el libro. Cierran estos contenidos dos críticas extendidas de Francisco J. Ortiz y las habituales secciones. |
© Ignacio Illarregui Gárate 2006
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