Alas nocturnas
Robert Silverberg

Nebulae
Nightwings
1969
 1976
Traducción Norma B. de López y Edith Zilli

Si alguno de vosotros es visitante fiel de la página seguro que se ha dado cuenta que, en los últimos tiempos, estoy reseñando bastantes libros de Robert Silverberg. Tal hecho no es casual sino completamente deliberado: siempre ha sido una de mis asignaturas pendientes y, a pesar de su importancia y su procacidad autoral, eran contados los libros suyos a los que había podido acceder. Ya se sabe, Santander no es el mejor sitio para hacerse con títulos largo tiempo descatalogados. Sin embargo, mis visitas a Madrid y Barcelona, más alguna que otra "captura" en las múltiples librerías de viejo que venden por Internet, me están permitiendo solucionar mi mayúscula deuda con él. Y aunque es de justicia reconocer que tal sobredosis permite observar mejor las múltiples similitudes que se pueden observar en la mayoría de ellos, no es menos cierto que estas concomitancias son relativamente soslayables si se tiene en cuenta que son hijas de su tiempo (finales de los 60).

Como demuestra en cada una de ellas, Silverberg es un narrador engañosamente fácil que ha sido capaz de utilizar las múltiples temáticas de la ciencia ficción para desplegar una increíble capacidad analítica y tratar, a la vez, sus obsesiones más recursivas. Muero por dentro, construida entorno a la telepatía y los poderes mentales, servía para hablar de la soledad y los muros de incomunicación que se levantan a nuestro alrededor; La Torre de Cristal, aparentemente escrita en torno a la comunicación con una inteligencia extraterrestre y para esbozar una posible sociedad androide, era una hábil disección de una mente megalomaníaca, la búsqueda de la inmortalidad y los fanatismos religiosos; Regreso a Belzagor, sobre el conocimiento de una especie alienígena, se constituía como un precioso viaje iniciático desplegado para hablar del mesianismo, de la redención, de la trascendencia del propio ser y la búsqueda de un sentido a nuestra existencia; y se podría seguir con otros ejemplos como El mundo interior, Estación Hawksbill o Tiempo de cambios.

En Alas nocturnas parte de algo tan inherente a la ciencia ficción como el colapso de una civilización altamente tecnificada y la amenaza de invasión por parte de una especie alienígena que desea vengarse por las tropelías cometidas en el pasado, en su momento de esplendor. La historia transcurre en una Tierra despoblada, empobrecida y en una nueva edad media donde la sociedad se encuentra escindida en hermandades según el trabajo que desempeñan. Vigía es un vigilante que recorre el mundo analizando el cielo en busca de alguna señal de una invasión esperada desde hace decenas de años pero que todavía no se ha producido. Así, día tras día, cuando llega el momento fijado para su trabajo, sitúa a su alrededor sus instrumentos y proyecta su conciencia al espacio en busca de cualquier indicio mientras, en su interior, la duda le reconcome. ¿Realmente su trabajo sirve de algo? ¿No será tal invasión una leyenda creada en el pasado que le ha forzado a desperdiciar su vida persiguiendo algo que no existe?

Silverberg divide su periplo por una ruinosa Europa en 3 actos, en los que desarrolla de forma separada las búsquedas que emprende: primero, el deseo de encontrar un sentido a una existencia rutinaria que puede estar cimentada en una falsedad; posteriormente la búsqueda del conocimiento de por qué la civilización humana ha llegado al callejón sin salida donde se encuentra; y, finalmente, la necesidad de redención tanto para el personaje principal como para el resto de sus congéneres. El paso que le conduce de un estado al siguiente está llevado con suma naturalidad y no es difícil comprender qué es lo que le transporta entre ellos, mientras que a su alrededor aparecen una serie de personajes perfectamente esbozados que se mueven en función de unas emociones internas sabiamente reflejadas, como el odio, el amor, la envidia, la avaricia, la amistad o la desilusión,...

Pero no sólo de su  vida interior surge la maestría sino también de la evolución de la trama y del escenario abiertamente decadente por el que se mueven, cuya génesis, descubierta a mitad del libro, lleva implícita la miseria de nuestra condición. No obstante ese pesimismo nunca roba la esperanza y, cuando llega a su conclusión, queda la indeleble sensación de que se ha leído un libro precioso sobre las transformaciones que sufren los seres humanos y la lucha por seguir adelante cuando todo parece acabado. De esta manera, Alas nocturnas se convierte en otro Silverberg más para echar al zurrón y descubrir por qué un día estuvo en el trono más alto de la ciencia ficción.

© Ignacio Illarregui Gárate 2003
Este texto no puede reproducirse sin permiso.