Las 100 mejores novelas de ciencia ficción del siglo XX
Varios autores
La Factoría de Ideas

Diciembre de 2001

392 páginas
Ilustración Fernando Dagnino

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Factoría de Ideas acaba de sacar al mercado esta guía realizada íntegramente aquí en España y, por tanto, adaptada a nuestra realidad editorial, que resulta un vehículo ideal para abrir las puertas del género a todo aquel que pretenda introducirse en él. Para ello seleccionan las que consideran las100 novelas de ciencia ficción más representativas publicadas en España, complementándolas además con 20 antologías de relatos, 15 novelas escritas en español y 15 novelas de lo que llaman slipstream, es decir, obras que aunque no han sido publicadas bajo la etiqueta de ciencia ficción, por temática y sensibilidad sí que se pueden considerar como tales. Éste es el caso de, por ejemplo, 1984 de Orwel, Un mundo feliz de Huxley o La naranja mecánica de Burgess.

Ya desde su concepción inicial la guía parte con una baza aparentemente ganadora frente a otros ensayos similares como pueden ser sus dos competidores directos, los escritos por David Pringle y Miquel Barceló, que partían de unos criterios excesivamente personales sin olvidarse de los abundantes prejuicios que todos tenemos. Así el primero, además de restringir los títulos susceptibles de ser comentados al período que va de 1948 a 1984 y ser excesivamente chovinista, prescindió de todo lo que no fuese ciencia ficción anglosajona (dando excesivo peso a la realizada en su Gran Bretaña natal), cayendo en una subjetividad absoluta y perpetrando flagrantes omisiones (guste o no Asimov, su Fundación debe estar porque tiene que estar). Mientras, la de Barceló trataba de no cometer el mismo error reseñando absolutamente todas las obras premiadas con uno de los tres grandes premios, además de realizar algunas aportaciones de su propia cosecha. Sin embargo a Barceló siempre le ha ido lo que le ha ido (el hard) y prescindía casi por completo de una serie de autores sin cuyo aporte la ciencia ficción no sería hoy como es, mientras trataba a otros con un cierto desprecio para nada justificado.

Con la lección bien aprendida y para evitar que la lista caiga en los mismos errores que estos dos célebres precedentes, Juan Carlos Poujade (su editor) ha optado por consensuar la selección entre un grupo de teóricos del género, formado por Alberto Cairo, Julián Díez, José Miguel Pallarés, Luis G. Prado, Antonio Rivas, Eugenio Sánchez Arrate, Juan Manuel Santiago y él mismo. Así en principio se eliminan las filias y las fobias personales y se obtiene una representación de las diferentes maneras de concebir la ciencia ficción.

Las 100 mejores novelas de ciencia ficción del siglo XX dedica dos páginas a comentar cada título que se ha seleccionado, estando cada entrada estructurada en tres partes. Primero se citan algunos datos básicos sobre su edición en español, como la editorial, el número de páginas, el año de su última edición, su disponibilidad o la facilidad para hacerse con un ejemplar (en el caso de que esté descatalogado). Posteriormente se resume ampliamente el argumento central de la obra, contando algunas de sus tramas más importantes y en ocasiones destripando demasiado su argumento, lo que puede agriar a los legos alguna que otra sorpresa. Finalmente se puede encontrar un excesivamente breve comentario tocando alguno de los aspectos que convierten dicha obra en uno de los pilares fundamentales del género.

Digo excesivamente breve porque la relación entre la extensión del apartado del argumento y del comentario están excesivamente descompensados hacia el primero, sobre todo porque en dos párrafos difícilmente puede uno tocar y desarrollar convenientemente las impresiones que produce cada obra. Pero esto es olvidable ya que todos los articulistas realizan sus deberes e introducen convenientemente cada obra al lector novel, cumpliendo el objetivo inicial del libro.

Entrando a comentar un poco los títulos reseñados, la selección no peca de corteza de miras y da cabida a autores y títulos que generalmente se suelen quedar fuera de este tipo de listas. Así, por ejemplo, entre ellas se encuentran tres títulos de gente como Disch, Ballard o el casi siempre olvidado Silverberg, que se sitúan a la misma altura de escritores mucho más recordados como Dick, Heinlein o Clarke, que también cuentan con tres libros comentados.

Entre las obras, llamémosles, "extrañas", están las imprescindibles El mundo de cristal de Ballard, Pícnic junto al camino de los hermanos Strugatski o Snow Crash de Stephenson, el proto new wave El laberinto de la Luna de Budrys, la inconmensurable 334 de Disch, la resurrección del space opera de la mano de Iain M. Banks y su ciclo de La Cultura, o las extravagantes Mundo simulado de Daniel F. Galouye y ORA:CLE de Kevin O´Donnel Jr.

La mayoría de las novelas elegidas, eso sí, son los considerados como canónicos y más representativos de sus respectivos autores, que no deben faltar en ninguna selección, como son los tres primeros libros de La Fundación de Asimov, Cita con Rama o El fin de la infancia de Clarke, Forastero en Tierra extraña de Heinlein, Tiempo desarticulado o Ubik de Dick, Muero por dentro y Regreso a Belzagor de Silverberg, Los genocidas de Disch o La mano izquierda de la oscuridad y Los desposeídos de Le Guin. Vamos, que están todos los que tienen que estar.

Bueno, no todos. La trilogía de Marte de Kim Stanley Robinson ha sido olvidada completamente, cosa que me parece harto incomprensible. Principalmente porque estas tres novelas (publicadas en nuestro idioma por Minotauro) a pesar de constituir un ciclo fallido, sobre todo en su conclusión, abren un camino diferente en la ciencia ficción, algo que se podría llamar realismo científico, explorando gran cantidad de aspectos sobre lo que puede ser una colonización planetaria, con una amplitud de miras hasta ese momento completamente desconocida en el género.

Además sigo sin comprender por qué los más reputados críticos del género ponen por las nubes (de forma justificada) Hyperion de Dan Simmons y se olvidan después de La caída de Hyperion, novela que cierra los cabos que en ella se abren, cuando a pesar de no estar a su altura es uno de los space operas más redondos que se han escrito nunca. O que se introduzca en la selección Crash de Ballard y se deje de lado Rascacielos que la supera completamente; o que se olvide a un autor como Greg Egan y su ciencia ficción metafísica, cuando Ciudad permutación está a la altura (si no por encima) de muchas de las obras reseñadas. Pero ya se sabe que para gustos se hicieron los colores y que cada uno consideraríamos nuestras 100 mejores novelas.

Dejando de lado las novelas de género, especialmente es muy de agradecer el apartado dedicado a las antologías, las grandes olvidadas de este tipo de selecciones y que aquí tienen el relieve que se merecen. Eso sí, repasando las que aparecen uno puede descubrir la precaria situación que pasa la publicación de este tipo de libros en nuestro país cuando apenas 5 de ellas se pueden encontrar en las librerías, datando la mayoría de ellas de hace más de 25 años. Por último, hay una breve bibliografía de cada autor que aparece en el libro, además de las omnipresentes listas de premios y un breve glosario de términos.

Las 100 mejores novelas de ciencia ficción del siglo XX en lengua castellana (que es el título que el libro debería tener, ya que faltan una serie de obras que no se han considerado al no haber sido traducidas todavía a nuestro idioma) sirve de carta de navegación ideal para moverse por las difíciles aguas del género de nuestros amores y de equilibrado recordatorio sobre las obras que deben estar recogidas en un futurible canon (hasta el momento no realizado), además de resultar una herramienta de consulta imprescindible para cualquier lector. Es una buena iniciativa de esta editorial que poco a poco va puliendo errores y que espero que tenga el éxito que merece. A ver si se animan a publicar algún libro más de producción propia.

© Ignacio Illarregui Gárate 2001
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